La Universidad de Costa Rica (UCR) y la empresa Agroquímico Industrial Rimac S. A. desarrollan un bioinsecticida contra la broca del grano del café.
Este producto está hecho a base de una bacteria nativa, y está en la última fase de investigación para su utilización fuera de laboratorio.
La broca es un pequeño abejón que se reproduce y alimenta del grano hasta destruir el fruto.
El bioinsecticida contra esa plaga se desarrolla en el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular de la UCR.
Los investigadores y la empresa prevén iniciar su venta en dos años. Se trataría de una solución en polvo para ser atomizado en cafetales.
Hasta ahora, la solución es probada en el invernadero de la UCR y en el corto plazo se iniciarán pruebas de campo pues los científicos requieren optimizar el producto para que se adecue a los cafetales.
Durante tres años los investigadores ticos recolectaron 600 tipos de cepas (organismos emparentados como hongos y virus) de la bacteria en los ecosistemas de parques nacionales y refugios.
“Un estudiante fue a México a investigar más sobre las cepas y allá descubrió que una de ellas mataba la broca cuando esta la ingería; eso nos permitió empezar a desarrollar pruebas para convertir la bactería en un bioplaguicida”, explicó Rebeca Mora, bióloga coordinadora de la investigación.
El producto será una mezcla de esa cepa específica y algunos compuestos inertes; el insecto se paraliza al comerlo y esto le genera una indigestión hasta matarlo.
En la actualidad los cafetaleros utilizan para el control de la broca un producto químico de uso restringido que, según Mora, daña la mata, deja residuos tóxicos en la tierra y afecta la salud de quienes lo manipulan.
“Los finqueros están acostumbrados a que el bichito muera en una hora; a veces esa atomización les desata otras plagas. Nuestra intención es que la muerte del abejón tarde unas 12 horas y no tenga repercusiones en el ambiente”, declaró la bióloga.
Román Macaya, vicepresidente de Rimac S. A., aseguró que prevé que a más tardar en dos años el producto esté listo y pueda llegar a ser exportado.
“El reto es desarrollar un producto con relación costo-beneficio favorable para el caficultor, que sea eficaz y potente”, dijo Macaya. La empresa patrocina la investigación en conjunto con la UCR.