El proyecto fiscal que el Ejecutivo envió ayer al Congreso enfrenta un ambiente igual de hostil al que primaba en enero cuando llegó el plan tributario original, que meses después quedó en nada.
El optimismo con que el Gobierno presentó ayer el nuevo texto contrasta con las advertencias de los diputados libertarios y las críticas del propio presidente de la comisión de Asuntos Hacendarios, el socialcristiano Luis Fishman.
“Es un poco más de lo mismo. Están poniendo una vacuna de gripe a un enfermo de cáncer”, dijo ayer Fishman, pues opinó que la reforma fiscal es limitada y no aborda el problema integralmente.
Los libertarios, que declinaron el lunes reunirse con el ministro de Hacienda, Fernando Herrero, anunciaron una fuerte discusión.
“No sé para qué tardaron tres meses. Dicen que tienen el apoyo de 30 diputados, pero ya sabemos que en asuntos fiscales la oposición de uno solo es suficiente”, dijo Danilo Cubero, representante de una bancada de nueve miembros.
La cifra la mencionó a la prensa el ministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides, con base en el apoyo de los diputados de Liberación, Accesibilidad Sin Exclusión y los legisladores cristianos, Justo Orozco y Carlos Avendaño.
Benavides también alabó la anuencia del Partido Acción Ciudadana (PAC), cuyo jefe de fracción, Manrique Oviedo, reconoció con cautela la transigencia del Ejecutivo. “Debo reconocer que incluyeron algunos aspectos, pero no podría decir ya que seamos aliados en este tema, porque hay cosas sobre las cuales esperamos respuesta”, dijo sobre la opción de exonerar la salud y la educación privada.
Los diputados oficialistas reclamaron que Fishman recibió el nuevo texto con desinterés, pues lo recibió como simple correspondencia y no sometió la moción a votación.