Los nervios de los inversores afloran cada vez que se perciben signos de una actitud más pesimista entre los consumidores, por el efecto que eso puede tener en la adquisición de bienes y servicios, de lo que depende más de un 70% del conjunto de la actividad económica de este país.
Los cálculos preliminares de la Universidad de Michigan, que pusieron su índice de confianza en 66,5 puntos este mes, frente a los 76 puntos de junio, cayeron como un jarro de agua fría en Wall Street, que esperaba un indicador de en torno a 74,5 puntos.
Ese sustancial descenso avivó la corriente vendedora que ya imperaba desde la apertura de la sesión del viernes, después de que las cuentas trimestrales de Bank of America, General Electric, Google y Citigroup causaran decepción entre los inversores.
La reacción negativa a esos resultados contrastó con el entusiasmo que suscitaron días antes los de Alcoa o Intel.