Ambas decisiones eran anticipadas por los analistas desde el anuncio de un mejor crecimiento de lo esperado, +0,3%, en el primer trimestre, con lo que la economía británica evitó su tercera recesión desde la crisis.
El banco central británico bajó su tasa principal hasta su mínimo histórico en marzo de 2009 para ayudar a una economía en recesión, y desde entonces no ha vuelto a cambiarla a pesar de que una elevada inflación (2,8% en marzo).
El BOE también creó en esa fecha un programa de compra de activos para impulsar el crecimiento, que expandió en julio pasado con otros 50.000 millones de libras, hasta los 375.000 millones ($583.000 millones), tramo que se agotó hace ya tiempo.