Costa Rica hizo el juego que le convenía a Honduras; se abusó del pelotazo por parte de los centrales, careció de dinámica, movilidad y los volantes no se encontraban entre sí. Además, no se contó con el mejor Bryan Ruiz para que hiciera crecer a sus compañeros, pero se reaccionó al final, Ruiz tuvo un momento de brillantez y Kendall Waston se impuso en ataque.
Al desmenuzar el compromiso, queda en evidencia que fue el peor partido técnico-táctico, primero porque se erró mucho pase, se lanzó demasiado y tanto los volantes como Marco Ureña quedaron aislados; segundo, porque el plan estratégico fue muy distinto al esperado, se dio un juego más calculador y muy poco vistoso.
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El primer tiempo sentí a la Tricolor muy pasiva, no fue ese equipo agresivo, que se tuvo ante México y Estados Unidos, con una presión alta y ese fútbol de asociación. La Sele esperaba a que el rival atacara para contraatacar, pero los catrachos fueron pacientes.
La Nacional no hizo un buen partido, más que todo porque equivocó los caminos y no porque la frenara la H. Jorge Luis Pinto apostó por una defensa en zona, algunas veces presionaba con tres o con los dos delanteros, acuerpados por dos líneas de cuatro. La Selección, en lugar de jugar entre líneas, iba largo y así el rival siempre ganó y se dejó los segundos balones, con este sistema de Pinto al estar junto se recupera si le lanzan.
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Cuando Ruiz anda en su mejor nivel mueve a la Sele, porque él hace mejor a los demás. Bryan pone buenos pases, da servicios de conservación y bien orientados, pero este sábado tuvo 70 minutos en que no estuvo presente. Si no entrena fútbol y no hace los ejercicios tácticos, le seguirá pesando. Él no tiene ritmo, ha ido retrocediendo con respecto al nivel acostumbrado y esto preocupa.
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Ante equipos como Honduras, que hacen zona, se necesitan jugadores entre líneas que tiren paredes, busquen combinarse y el capitán lo hace bien. Por esto mismo señalo que se necesitaba de él y apareció hasta el final. Cuando él está a este punto óptimo, marca diferencia.