No tan grande como Shaquille O’Neal pero sí igual de dominante, extrovertido y carismático, Dwight Howard toma un gran viraje en su carrera al cambiar a Orlando por Los Ángeles y colocarse en el centro de atención del baloncesto.
Los Lakers son los Lakers, una de las instituciones más grandes de la NBA. Allí la vida de Howard será escrutada un millón de veces a la luz de todo tipo de tabloides, programas de espectáculos y hasta medios deportivos.
Dwight ya no es un deportista, ahora es una superestrella.
Los Lakers siguen su tradición de siempre, la de atraer al mejor material de la liga para asegurarse la lucha por títulos. Solo en materia de centros hay nombres tan notables como Wilt Chamberlain , Kareem Abdul-Jabbar y Shaq.
Dwight no solo les dijo que no cuantas veces quiso, sino que cuando les dio el sí, lo hizo a medias. La movida por él fue peligrosa para los Lakers, ya que entregaron mucho a cambio de un año de contrato de un jugador caprichoso y con marcadas tendencias a cambiar de rumbo de un momento a otro.
Lo sabe el Magic, que sufrió por dos años ante los deseos del pivote, quien se mantuvo ese tiempo divagando entre las exigencias de ser canjeado y las promesas de no marcharse de Orlando.
Al final de la campaña 2011-2012 el Magic despidió al entrenador Stan Van Gundy y al gerente general Otis Smith. Su pecado fue la incapacidad de hacer feliz a Dwight, pese a darle todo lo que pidió.
En Orlando, Howard decidía sobre sus compañeros, sobre su entrenador, sobre todo. Y si perdían, él simplemente se sentaba a “vacilar” en la banca. Exigía un compromiso total, pero no respondía.
Howard lo consiguió con un disfraz de Superman en el concurso de hundimientos del 2008.
Ese movimiento sería uno de los tantos que hacen emular la carrera de estos dos gigantes.
El uno y el otro son centros, los más dominantes de su época.
O’Neal pasó por la universidad y Dwight no, pero ambos fueron escogidos en la primera elección del draft por Orlando.
Los dos perdieron unas finales de la NBA jugando con Orlando y llegaron a la conclusión de que la gloria estaba en otra parte.
Ese otro lugar resultó ser, para ambos Superman, Los Ángeles, junto a Kobe Bryant .
Shaquille ganó cuatro títulos. Es la parte de la historia que le falta por desarrollar a Dwight.