El enfrentamiento entre México y Argentina se está convirtiendo en un clásico de América.
Potencias en cada una de sus zonas, Concacaf y Conmebol, pasaron la primera ronda con realidades sumamente distintas.
México tuvo tres compromisos inestables, mientras que Argentina fue sólido en todas sus salidas.
Sí, los aztecas le propinaron un baile a una desastrosa Francia, pero no pudieron ante rivales mentalizados como Sudáfrica y Uruguay.
Argentina, uno de las selecciones con más hambre en este Mundial, le pasó por encima a Nigeria, Corea del Sur y Grecia.
La apuesta del Tri será cómo frenar a Messi y la de la Albiceleste será cómo mantenerlo tan activo como en sus primeros compromisos.
La dinámica mexicana es lo mejor que tiene, con los jóvenes Giovanni dos Santos y Carlos Vela metiendo velocidad por los costados. Pero a ellos les falta gol.
También se paran fuerte en el medio con Rafael Márquez, Gerardo Torrado y Andrés Guardado.
El desequilibrio del ataque argentino es top en el planeta y el olfato goleador de cada uno de sus delanteros (titulares y suplentes) raya en lo absurdo. Empero, su defensa es punto crítico. Puede cometer errores en cualquier momento.