La recuperación fue tan asombrosa que la prensa internacional presente en el estadio la calificó como lo mejor del futbol femenino de estas justas tapatías.
Si en la inicial todo fue caos y oscuridad, en la complementaria la Tricolor borró de la cancha a una Albiceleste que primero pecó de presumida y luego, con el agua al cuello, pidió tiempo e inventó lesiones para evitar la derrota.
Las ticas, que ya con lo hecho dejaron satisfechos a todos, tuvieron amplias posibilidades de salir con los tres puntos. Incluso, al final se le anuló un gol a Shirley Cruz por supuesta posición prohibida.
Pero no pasó mucho tiempo con la cabaña virgen, pues los 5’, Mercedes Pereyra enderezó bien un centro de Analía Almeida. 0-1 y la Selección Nacional jugando pésimo.
Costa Rica no tenía arte ni parte. Daba pena ajena verlas jugar sin ideas, ganas ni esquema.
A los 8 minutos vino el 0-2, con gol de Almeida, tras un tiro libre.
Para empeorar la moral, Marianne Ugalde cometió un autogol de cabeza al 16’, cuando trató de despejar un balón.
Con el marcador tan abultado a favor, Argentina se relajó. Como en la fábula del gato y el ratón, permitió que su presa saliera del encierro pero solo para poner en evidencia que no tenía escapatoria posible.
Al 21’, Shirley Cruz recuperó una pelota y remató cerca del área rival, pero Elisabeth Minnig se estiró para conjurar el peligro.
Con orden, la Tricolor se lanzó sobre Argentina, lo que le permitió descontar con gol de cabeza de Wendy Acosta, al 47'.
La Tricolor pasó a manejar el juego y puso en apuros a la defensa suramericana y hasta su técnico, José Borrello, daba gritos para recomponer a sus muchachas.
Lo mejor para la
Y para sorpresa de todos, llegó el empate. Katherine Alvarado puso la paridad al 71’ en un esfuerzo supremo al correr por un balón, ganarlo y colocarlo lejos de la impotente cancerbera suramericana.
El público se volcó a favor de las nuestras y correó con fuerza el “Sí se puede” en cada ataque tico. Las argentinas comenzaron a perder tiempo con lesiones ficticias.
Digamos que la segunda parte fue una repetición de la primera, solo que en esta, Costa Rica era el gato y Argentina el ratón.