Las finales costarricenses no tienen la característica de extender el sufrimiento hasta el límite.
De las 32 que se disputaron en la historia, solo dos se fueron a prórroga y luego penales. El resto se resolvieron en el tiempo regular.
Los únicos dos ejemplos datan de la disputa por el cetro entre Alajuelense y Saprissa en 1971 y la reciente lucha en el Invierno 2009 entre Brujas y Puntarenas.
En 1971, los manudos campeonizaron en dos choques.
La Liga ganó el primer partido, 2-1 y Saprissa el segundo, 4-2.
Como en aquellos tiempos no se usaba la diferencia de gol, se jugaron tiempos extra de 30 minutos, en el cual hubo empate a uno.
Durante los penales, la pizarra terminó con cuenta de 3-1.
Los morados perdieron la puntería y fallaron Odir Jaques, Guillermo Hernández y Eduardo Umaña. Solo anotó Hernán Morales.
Mientras tanto, por los rojinegros marcaron Juan José Gámez, Óscar Emilio Cordero y Walter Elizondo. Erró Alfonso Estupiñán.
Para volver a vivir un escenario similar, se tuvo que esperar 28 años, específicamente en la final que coronó a los hechiceros.
Los parciales de cada encuentro fueron 0-0 y 1-1.
En los disparos desde el manchón blanco, el resultado fue 5-4.
Anotaron para los brujos Try Bennett, Randy Cubero, Allan Alemán, Daniel Jiménez y Keylor Soto. Falló Yosimar Arias.
Del bando porteño, tocaron la red Porfirio López, Mario Centeno, Emanuel Campos y José Macotelo. Se le detuvieron los disparos a Mario Víquez y a Bryan Zamora.
Ahora, merced al cerrado juego que tuvieron Herediano y Alajuelense el domingo (0-0), ambos vislumbran la posibilidad de lanzar penales e incluso, los dos clubes ya entrenaron esta modalidad.