Entre el talento de Juan Bustos Golobio y la conformidad de una UCR que pretendió sacar oro de la Cueva con apenas un tempranero gol de táctica fija, Saprissa consiguió un triunfo vital para apaciguar lo que amenazaba con convertirse en crisis en el seno morado.
Se calmaron las aguas, pero el puerto sigue lejos. La S es un campeón en reconstrucción al que ya se le hizo costumbre navegar desde atrás y sudar extra por sus constantes pecados en defensa.
El 3-1 que catapulta a la S en la tabla de posiciones no acaba de tapar las evidentes grietas de un equipo que perdió la seguridad en defensa y contención. Pero, a final de cuentas, los goles de Golobio y Heiner Mora, ambos asistidos por Diego Estrada, y el autogol de José Vargas, sí sirven para dar un respiro a Rónald González, un técnico que en la previa se mostró seguro de firmar un triunfo a como diera lugar, aunque fuera “medio a cero”.
Cambio de sistema. Urgido de soluciones, González pasó a línea de tres para intentar tapar los huecos y desatenciones de la retaguardia. No funcionó: en su sexta presentación en el Invierno 2014 la S también empezó perdiendo.
No hay mucho que explicar del gol de Olman Vargas, al 9'. Tiro libre de Allan Duarte, la defensa local se durmió y si Olman no llegaba a la cita, habían otros dos o tres jugadores celestes atrás de él.
La U se encontró con el marcador a su favor y se conformó. Quizá eso explique por qué son líderes pero siguen sin vencer a un equipo grande desde su ascenso.
El local tampoco era mejor. Si la bola no pasaba por Golobio el ataque se desperdiciaba. Eso si no acababa en alguno de los nueve fueras de juego, apenas en la inicial.
Consecuentemente, solo de los pies del 23 podía caer el empate. Un golazo que bañó al guardameta Carlos Méndez, al 27’, para redondear el espectáculo que fue ver jugar anoche a Golobio.
Méndez fue protagonista todo el partido, tanto por evitar un gol que la defensa le quiso regalar a Ariel Rodríguez, al 36’, como por el bomberazo que cometió para el segundo tanto saprissista.
Fue en un tiro de esquina de Estrada, apenas a siete minutos de la complementaria, cuando Mora apareció en el área para calmar a la escasa afición que llegó a la Cueva.
Con el marcador en contra, el D. T. José Giacone reaccionó y, de a poco, la U se fue haciendo de los hilos del encuentro. En la urgencia por empatar, también ayudó a dar un respiro a otra zona morada que venía en capilla ardiente: la portería.
Danny Carvajal le negó el empate a Olman, al 80’, cuando el académico cabeceó solo en el área chica.
También alcanzó el tiempo para que Deyver Vega ingresara y propiciara el autogol de José Vargas que, al 89’, decretó cifras definitivas.