Guadalupe. El portero vuela a la derecha, la pelota impacta en su guante y termina desviada... el arco sigue virgen.
Yendrick Ruiz, el lanzador del remate, lamenta la ocasión fallida y el portero, Víctor Bolívar, camina con el pecho cargado de orgullo por la faena cumplida.
Esa pena máxima fue la gran protagonista de un duelo de estilos opuestos: el académico rígido y estructurado, el florense más ofensivo pero sin pegada.
En el Colleya Fonseca, Herediano quedó atrapado en la telaraña de un rival que conoce su oficio de memoria, que no se arruga y mete pierna, aunque abuse del método para frenar al hombre que guía los hilos rivales.
El 0-0 con el que terminó el reñido pulso reflejó que la U cerró todas las vías del gol y se apoyó en la confianza de Víctor Bolívar para cuidar con celo los tres palos.
El Team puyó más, especialmente en el primer tiempo, periodo en el que, aparte del penal errado, insistió con sendos remates de José Sánchez, Alexánder Larín y cabezazos del mismo Ruiz que pasaron cerca.
En el complemento, al equipo de Mauricio Wright le costó arrinconar a los celestes porque perdió el dominio de la pelota ante hombres que conocen cada tramo del Colleya, no por causalidad es su segunda casa.
La afición visitante tuvo que levantarse de la gradería hasta el 70’ cuando José Luis Cordero lanzó un cabezazo peligroso.
Después Yendrick quedó de frente al arco pero la viveza de la defensa le ahogó el gritó de gol.
Los universitarios, incómodos y ordenados, se preocuparon poco por poner en apuros al meta Daniel Cambronero.
El volante Jonathan Sibaja galopó por la derecha e insinuó peligro sin efectos.
El guión estudiantil no sufrió rupturas porque su técnico así lo quiso, desde el banco José Giacone ordenó no dar tregua y desesperar a un contrincante que por naturaleza siempre va al frente.
Así se cocieron los minutos finales, Herediano metiéndose al área enemiga con desespero y la UCR frenando el ímpetu con pierna caliente.
La telaraña celeste terminó atrapando a un Herediano que en pleno arranque batalla con rivales expertos en arroparse.