Cartaginés fue invitado, pero la fiesta la hizo suya

Coronado. Todos los ajustes quedaron listos y Coronado al fin tuvo su fiesta de futbol, al albergar por primera vez en la historia un partido de primera división en el estadio El Labrador, su querido nicho.

La invitación se extendió a la comunidad y los vecinos coronadeños llegaron en buena cantidad a las gradas del reducto josefino para tornar de aurinegro el ambiente.

Pero a la fiesta también acudió el Cartaginés y su afición, quienes en el infortunio uruguayo tras un centro de Josué Mitchell desviado por el joven Seemore Johnson, encontraron las razones de peso para hacer suya la celebración ajena.

Ese autogol de Johnson al 87’ le aguó la fiesta a los lecheros, incluso más que el aguacero que se vivió en la primera mitad del juego.

Bajo la lluvia, pese al ambiente incómodo en las gradas ya que casi se está a la intemperie , en la cancha las reglas las ponía el cuadro aurinegro, pero sin llamar con autoridad a la puerta del rival.

Errores. El partido fue enmarañado en la primera mitad, con un espectacular aguacero de esos que impiden el traslado del balón, por lo largo y ancho de la cancha.

La fuerte lluvia y los estruendos de los rayos terminaron afectando más al cuadro visitante.

Los brumosos lo intentaban, pero era remar contra corriente. Iván Pailos luchaba solo ante los cuatro defensores coronadeños, mientras que Randall Chiqui Brenes permanecía por momentos aislados.

Uruguay lo intentaba con un futbol más directo y peligroso.

De un pelotazo desde atrás enviado por Keylor Villegas cayó la primera anotación lechera.

El central brumoso Andrés Flores falló al cortar un balón y el ariete de Uruguay, Erick Scott, no perdonó para perforar al 8’ las redes de Erick Sánchez, titular ante una lesión del estelar Luis Torres.

Un error imperdonable que terminó en gol para los locales.

No eran los mejores momentos de Cartago en el partido, que sin duda se muestra mejor cuando el mexicano Erick Ponce toma el control de la pelota y por tanto del juego.

El Chiqui corrió a la banda y envió un centro salpicado al área chica que soltó el meta aurinegro Ricardo González, para dejarle en bandeja de plata el gol a Andrés Lezcano, que en el contrarremate giró y puso la igualdad.

Actitud. Una vez que se marchó la lluvia del estadio El Labrador, el juego cambio de papeles.

Si en algo ha cambiado este Cartaginés con Odir Jacques en 15 días al frente del plantel, es en el asunto de actitud y carácter ofensivo.

Al salir del entretiempo, nuevamente los brumosos iban decididos a traerse los tres puntos y al fin dominaron el mediocampo, materia que habían perdido en el inicio.

Ponce tomó las riendas y comenzó a repartir pases filtrados a las espaldas de los defensores Keyner Brown y Seemore Johnson.

Sin embargo, ese dominio no parecía traducirse en verdadero peligro, hasta que Seemore desvió un inocente centro de Mitchell para locura de la efusiva afición brumosa.

Uruguay armó la fiesta y se fue con las manos vacías por no aprovechar su momento en el juego.

Esa falta de contundencia al final lo termina, hasta el momento, mandando al olvido en la tabla.