Alajuelense estaba contra la pared, sufría en exceso porque no había forma que anotara y la paciencia parecía esfumarse de todos los aficionados rojinegros.
Sin embargo, con mucha fuerza de voluntad y negándose a tirar la toalla, el León herido se levantó y se negó a morir. Lo hizo de la mano de Johnny Woodly, quien marcó un doblete ante Santos de Guápiles para el triunfo agónico 2-1.
Fue uno de esos partidos como copia al carbón de las últimas presentaciones erizas, solo que esta vez, la Liga sí supo encontrar el camino al gol, aunque le costó y mucho.
Matemáticamente, los erizos tienen opciones de ganar la cuadrangular y este domingo demostraron que pelearán hasta el final, aunque sea con más fuerza de voluntad que con fútbol, porque hay que ser claros, el equipo rojinegro de nuevo quedó debiendo mucho.
El partido no era claro para los manudos, que aunque lo intentaban y corrían, carecen de ese hombre que les dé tranquilidad, que haga la pausa, que acelere cuando tengan que hacerlo, que sirva un pase filtrado para dejar de cara a gol a algún compañero.
Fueron los santistas quienes se pusieron al frente, apenas a los 46 minutos con el tanto de Edder Solórzano, en un gran servicio de Rigoberto Jiménez.
Parecía que a los alajuelense se les venía el mundo, en su estadio, bajo un aguacero intenso.
Las caras largas empezaron a aparecer, la desesperación también se adueñaba de algunos de los futbolistas erizos; se notaba en sus pases imprecisos, en la forma en que perdían balones o en las faltas que cometían.
Pese a ello, Alajuelense lo intentaba, pero a pura garra y en medio de un desorden táctico.
Mientras los manudos buscaban desesperadamente las anotaciones, el equipo dirigido por Johnny Chaves apostó al contragolpe, y casi le sale.
Sin embargo, al minuto 75, apareció la figura de Johnny Woodly, quien de un cabezazo certero logró la igualdad. Fue en un tiro de esquina, cobrado magistralmente por José Guillermo Ortiz.
Capítulo aparte merece Ortiz, pues en esta cuadrangular ha sido pura entrega, puro pundonor, puro esfuerzo; sin duda, el mejor jugador de los alajuelenses. Aunque no ha anotado, siempre lucha cada balón, corre, hace centros, dribla rivales.
Luego, a puras hormonas y ya con más corazón que derroche de fútbol, en el 80', tras un tiro libre de Jorge Claros, el propio Johnny Woodly le dio vuelta al marcador y puso a ganar a la Liga 2-1.
Esa acción fue extraña, porque tres liguistas tocaron el balón dentro del área. Primero fue Michael Umaña de cabeza, luego Kenner Gutiérrez, también de cabeza, y en la propia línea de sentencia, con la marca encima de Cristhian Lagos, apareció Woodly quien incrustró el esférico al fondo del marco con el muslo izquierdo.
Alajuelense lleva tres anotaciones en la cuadrangular, y las tres del mismo hombre: Woodly, el delantero de 36 años que llegó como refuerzo y que está sacando la casta en este momento de apremio que vive el León.
En tres presentaciones, los rojinegros suman cuatro puntos y este miércoles recibirán al Saprissa, a las 8 p. m., un clásico en el que la Liga se juega algo más que el orgullo, pues aún tienen posibilidades matemáticas de ganar la cuadrangular, aunque para ello deben mejorar en exceso.
Con mucho sufrimiento, Alajuelense revivió y los guapileños ya no tienen opción de ir a una final.