Dice la justificación publicada en unafut.com que el nuevo formato “revalorará la fase regular, ya que cada partido tendrá un valor (sic), aumentarán los partidos de alta trascendencia y se pensará más en el aficionado a la hora de la calendarización (…) Asimismo, habrá un mejoramiento del producto, mayor interés de los aficionados, medios de comunicación, mejores taquillas, patrocinios y ratings , es decir, más dinero para inversión”. Bla bla bla.
Sin embargo, si se mantiene la fase regular tal y como está, ¿de dónde sacan que tendrá ahora tantísimos beneficios solo porque sí, como por arte de magia? Yo lo veo exactamente igual al formato anterior, solo que con dos o cuatro partidos más en la segunda ronda. O sea, “más pior”.
Para colmo de males, se elimina el Torneo de Copa, que, bien trabajado, les permite a los equipos tener una pretemporada competitiva y atractiva antes de cada certamen invernal.
Si de verdad quisieran “justicia” (argumento que esgrimen), harían los torneos a dos vueltas para que se proclame campeón el que más puntos acumule. Y punto. Pero si quisiesen drama, podrían dejar las semifinales actuales intactas, con ventaja deportiva, e innovarían con semifinales en la parte baja: 12 contra 9 y 11 contra 10, que los perdedores pasen a una final de Invierno para no quedar sembrados en una posible final contra el último del Verano... que si es el mismo, desciende. Así, los puestos 5 y 6 lucharían por clasificar, mientras que los lugares 7 y 8 celebrarían, al menos, no caer en las semifinales de la parte baja. Además, del 1 al 8 de la general se clasificarían al siguiente Torneo de Copa. Ahí sí estaríamos hablando de emoción en todos los renglones de la tabla.