Métanselo en la cabeza: si Herediano sale campeón lo hará jugando como le gusta a Medford, es decir, elaborando poco, apostando a las bondades del pase largo y con una buena dosis de táctica fija.
No es pecado. El Pelícano abandonó el lirismo de los inicios en el Saprissa, cuando tocaba desde el fondo, circulaba la pelota por todas las líneas del campo y llegaba al gol a punta de pases.
Quienes aman ese fútbol jamás olvidarán aquella noche mágica ante Pumas, en el primer juego por la final de Concacaf, en mayo del 2005 en Tibás, cuando mareó a los mexicanos con un toqueteo que debió terminar 6-0 y no 2-0 como registra la historia.
Ese Hernán osado, propenso al riesgo y amigo de imponer condiciones derivó en uno más frío y calculador, ordenado atrás, equilibrado en el medio e inclinado a jugar sobre el error del rival.
En un medio que mide el éxito por resultados a corto plazo, Medford se amparó a la lógica de los tiempos y reemplazó la osadía de los comienzos en el banquillo por la sensatez y la efectividad.
Dos malas experiencias como entrenador de Costa Rica y Honduras fueron medulares en el cambio, cuando lo apartaron de procesos en donde la victoria fue esquiva.
Con los catrachos no se equivocó. Ahí está Pinto atorado en un berenjenal, con la eliminatoria rumbo a Rusia cuesta arriba y sufriendo muchas de las verdades que Hernán dijo y cayeron mal. Con la Sele pudo seguir, pero lo apartaron cuando aún había opción.
En Herediano va como mandan los tiempos: gana con lo justo, maneja los partidos, casi no le anotan y es tremendamente efectivo. Algunos lo señalan porque, hay que ser justos, los hinchas florenses tienen buen paladar y siempre quieren ganar arrollando.
Medford arrimó el Team al podio y si completa la tarea con éxito la historia lo tratará con benevolencia y lo recordará como el relevo exitoso de Odir, pero si termina la noche sin la medalla de campeón colgada al pecho vendrán las dudas y el aluvión de críticas.
Está a un paso y la verdad es que si el equilibrio y la mesura que esgrime hoy le aseguran una noche de festejo, se entiende.