La compañía “H” (de Histórica) se distingue por invertir a manos llenas en los mejores talentos del mercado. Aunque las voces del odio la ataquen y digan que tiene un sindicato interno que genera división y atenta contra el rendimiento, y que es capaz de guillotinar al superior jerárquico por más que posea seis títulos (universitarios), desde adentro califican tales decires de “mitos urbanos, tecleados por los tentáculos propagandísticos de la competencia”. “H”, no conforme con su planilla de lujo, hizo una oferta que no pudo rechazar el gerente de producción más reputado de la zona, con éxitos comprobados en el país, Guatemala, Honduras y Japón. ¿Cómo le irá con semejante CEO, laureado dentro de “S”, un competidor directo?
A propósito de “S” (de Sólida), siempre se ha caracterizado por moldear al personal dentro de sus instalaciones, formándolo de acuerdo con valores autóctonos como la exportación de talentos para beneficio de ambas partes, pero, ¡oh, “capitalismo salvaje”!, se dice que hay obreros que optan o piensan firmar (a derecho) con consorcios del exterior sin dejarle dividendos a “S”. ¿Esto podría disparar una política cuasi “macarthista” contra aquellos empleados sospechosos de querer abandonar el barco por cuenta propia? ¿Cunde el disgusto obreros vs. patronos y viceversa? ¿Será mentira que hay molestia interna contra el protagonismo que le dan a cierto empleado, extranjero y caro, que no rinde mejor que su colega nacional? ¿Acaso todo es un montaje de las malas lenguas para desestabilizar a “S”? Otras veces la atacaron por sus prin... cipios. Y salió bien librada.
Mientras tanto, la pyme “C” (de Conservadora) batalla por deshacerse de su defecto tradicional, una gestión que la acerca más a las pulperías que a “S”, “A” y “H”.