No existe un técnico en el mundo que acepte el cartelito de ser “defensivo”: el adjetivo siempre se matizará para que no suene tan feo.
Así le pasó al portugués Fernando Santos cuando se le dijo que Grecia es un equipo defensivo.
“Ya veremos”, fue la respuesta, sencilla y breve, del estratega luso, quien dirige los destinos helenos desde el 2010.
A los 59 años, Santos presenta una dilatada vida al otro lado de la línea de cal: dirigió a los tres grandes de Portugal (Benfica, Porto y Sporting) y en Grecia tuvo a su cargo al Panathinaikos, al PAOK y el AEK, tradicionales contendores de la liga helena.
El portugués recogió el testigo del alemán Otto Rehhagel, el Kaiser griego, el hombre que tuvo a su cargo poner a Grecia en el mapa al ganar la Euro 2004.
Con Santos en el banquillo, los helenos se clasificaron a la Euro del 2012 (llegaron a octavos) y sellaron su boleto al venidero Mundial de Brasil 2014.
“Esta clasificación fue importante para mí y los jugadores, pero es importante para el pueblo griego también”, fueron las palabras del portugués tras conseguir el pase.
Cierto que trató de darle un matiz más de ataque a su equipo; pero la verdad es que el sistema defensivo ya está enraizado en esta generación de futbolistas, quienes hacen de esta “acusación” una virtud.
Al final de cuentas, su equipo solo permitió cuatro goles y le alcanzó con marcar 12 para cosechar 25 puntos en su grupo eliminatorio.
Se viene el Mundial y Santos ve con buenos ojos el grupo que le tocó: “Estoy contento con el sorteo. Hay equipos más difíciles”.