Los riñones de personas fallecidas por un paro cardíaco podrían acortar la lista de pacientes que requieren una donación de este órgano.
Así lo dio a conocer esta semana un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, publicado por la revista
Según la investigación, los riñones de personas con muerte “de corazón” se desempeñan igual de bien en pacientes trasplantados que aquellos que provienen de personas con muerte neurológica o cerebral cuyos corazones estaban aún latiendo cuando se hizo la extracción del órgano.
El buen desempeño de estos órganos se mantuvo durante el primero e incluso hasta cinco años después del trasplante en pacientes que habían recibido un trasplante por primera vez.
El hallazgo desacredita la preocupación tradicional de los cirujanos quienes pensaban que los riñones de los pacientes cuyos corazones se han detenido podían ser más débiles e inestables para ser donados que los otros.
Con ello, el estudio también abre la posibilidad de ampliar significativamente la lista de donadores, añadiendo a ella a personas que fallecen por accidentes, en canchas deportivas o por otros incidentes. “La escasez de donantes de órganos sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrenta la comunidad internacional de trasplantes”, dijo J. Andrew Bradley, autor principal del estudio.
El médico ve los resultados con esperanza. En el Reino Unido, esta opción habría incrementado las donaciones de riñón de un 3% en el 2000 a un 32% en el 2009.
Tras el análisis de desempeño de riñones donados por ambos tipos de pacientes los expertos no hallaron diferencias entre ellos.
Gerardo Mora, jefe de cirugía y coordinador de la unidad de trasplantes del Hospital de Niños, dijo a