Marta Elena Pérez Espinoza recibió ayer el premio Mauro Fernández Acuña, máximo galardón otorgado a un educador costarricense.
“Estoy muy emocionada. Realmente no me lo esperaba. Mi trabajo me llena de satisfacciones pues todos los días aprendo con mis alumnos: ellos también son mis maestros”, dijo Pérez, quien desde hace 26 años labora en la Escuela República de Chile, Barrio Luján.
“Esta profesión es bellísima; me ha permitido darles clases a hijos y hasta nietos de mis alumnos. Este premio es el sueño de todo educador y me encanta compartirlo con mis alumnos. Cuando se enteraron ellos me dijeron que querían acompañarme y por eso los traje”, dijo.
Para sus estudiantes, ella es maestra no solo para un examen, si no para enfrentarse a la vida. “Es muy buena. Todos en mi clase pasamos sexto grado y eso no en todas las escuelas se ve, pero también nos enseña a compartir y aprendemos sobre cómo tenemos que llevar la vida”, comentó Sharon Sequeira, una de sus alumnas de 6° grado.
“Este premio también es importante para nosotros porque nos hace saber que tenemos una maestra muy buena y debemos valorarla”, explicó Kristhel Elizondo, otra de sus estudiantes.
Su compañero Gabriel Moya es de la misma opinión: “Hemos aprendido mucho con ella. Me alegra que se lo hayan dado. Se lo merece y mucho”.
Este premio es elegido por un jurado compuesto por funcionarios del Ministerio de Educación Pública, la Asamblea Legislativa, la Cámara Nacional de Medios de Comunicación y la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza. “Es especialmente gratificante cuando este premio recae en personas que están en contacto diario con estudiantes. No siempre es así porque tenemos muy buenos asesores, pero es lindo ver que este año sea para alguien que convive con la educación de los niños”, dijo Leonardo Garnier, ministro de Educación.