Su sueño era ser relacionista pública o relacionista internacional, pero por la situación económica de su familia no podía mantener sus estudios en San José, por lo que debió buscar una carrera que impartiera la Universidad de Costa Rica (UCR) en su sede en Guanacaste.
Fue así como Ginette Avilés Dinarte estudió Educación, carrera que luego la llenó de satisfacciones, al punto de hacerla merecedora del Premio Mauro Fernández Acuña 2012, máximo galardón que el Gobierno otorga cada año a un educador costarricense.
“Me enamoré de la educación. Es lo que a uno realmente lo ayuda a superarse. La educación me sacó de pobre. No vivo con lujos materiales, los lujos me los dan mis satisfacciones como docente”, comentó Avilés, quien es la directora de la Escuela Julia Acuña, en El Salto, Liberia, y también da clases en la Sede de Liberia de la UCR.
Avilés recibió ayer el reconocimiento de manos del ministro de Educación, Leonardo Garnier, y de la presidenta de la República Laura Chinchilla.
El galardón incluye una medalla, un reconocimiento económico y un año sabático para sus proyectos comunales.
“Yo no me lo esperaba. Sabía que era la candidata por la Dirección Regional de Liberia, pero entre tanto trabajo no lo tenía presente. La viceministra de Educación, Diahlá Calderón, me llamó a mi celular, pero yo pensé que era una broma”, relató.
“Yo le dije a doña Diahlá: ‘demuéstreme que esta no es una broma, con eso no se bromea’. Ella tuvo que leerme cosas de mi currículum y darme datos míos para que yo le creyera”, añadió.
Acción social. Ginette Avilés no solo es educadora; su misión va más allá, y busca darles a los menores de la zona un mayor futuro, aunque eso signifique educar a sus padres también.
“Los niños no tienen por qué tener como único destino el ser peones agrícolas, ni las niñas el ser cocineras en las fincas. Esa fue la mentalidad que me encontré de muchos padres, que creían que sus hijos debían saber leer y escribir y nada más, que con eso era suficiente para poder trabajar”, manifestó Avilés.
“Les dimos a los padres y a los chicos talleres de autoestima y les hablamos de las ventajas de seguir estudiando para tener un mejor futuro; ahora cada vez son más los jóvenes que van al colegio y terminan sus estudios”, agregó.
Polifacética. Avilés, de 49 años, combina su trabajo en la escuela y la Universidad con ser dirigente comunal y madre de una joven de 22 años y un adolescente de 16.
¿Cómo hace para distribuir su tiempo entre tanta actividad?
“Como soy administradora educativa, también tengo que aprender a administrar mi tiempo. Mi día comienza a las 5 a. m. cuando voy al gimnasio; de ahí a la escuela y luego a la Universidad, donde estoy hasta las 9 p. m. Mis hijos reciben poco tiempo, pero de muy buena calidad”, comentó.