París. Entre el 2014 y el 2016 los bosques vírgenes del mundo perdieron una superficie de 90.000 kilómetros cuadrados por año. Esa superficie equivale a todo el territorio de Austria, por lo cual los los expertos están en alerta, al considerar que el ritmo de destrucción se acelera desde que comenzó el siglo.
A pesar de algunos esfuerzos para luchar contra la deforestación, casi 10% de los bosques primarios del planeta fueron parcelados, degradados o simplemente destruidos desde el 2000, según un análisis de imágenes de satélite presentado en una conferencia sobre bosques intactos en Oxford.
En promedio, son más de 200 kilómetros cuadrados perdidos por día desde hace 17 años.
"La degradación de bosques intactos es una tragedia mundial porque destruimos de manera sistemática un elemento clave de la estabilidad del clima", mencionó Frances Seymour, experta del World Resources Institute y quien participó en las investigaciones.
"Los bosques son la única infraestructura segura, natural, probada y abordable financieramente para capturar y almacenar el carbono", agregó.
Los bosques vírgenes tienen asimismo un papel crucial para la biodiversidad o la calidad del aire y del agua. Unas 500 millones de personas dependen de ellos para subsistir.
El paisaje forestal intacto, que incluye zonas húmedas y prados, se define por la ausencia de actividad humana mayor en una superficie de al menos 500 kilómetros cuadrados, lo que quiere decir que no debe existir en esa zona carreteras, agricultura intensiva, minas o ferrocarriles.
Sin embargo, en enero del 2017 unos 11,6 millones de kilómetros cuadrados de bosques respondían a ese criterio.
"Numerosos países pueden perder todas sus tierras forestales salvajes entre los 15 y 20 años" próximos, advierte Peter Potapov, de la universidad estadounidense de Maryland, la cual dirige las investigaciones.
Al ritmo actual, los bosques primarios habrán desaparecido para el 2030 en Paraguay, Laos y Guinea ecuatorial, mientras que para el 2040 sucederá lo mismo en República Centroafricana, Nicaragua, Birmania, Camboya y Angola.
"En un momento dado, ya podría no haber ninguna zona en el mundo que podríamos calificar de intacta", aseguró Tom Evans, de la organización Wildlife Conservation Society, quien calificó el panorama de inquietante.
Los principales culpables de esta deforestación varían: agricultura y explotación forestal en los países tropicales, incendios en Canadá y Estados Unidos, incendios, minas y perforaciones en Rusia y en Australia, son tan solo algunos ejemplos.
Comparado al periodo 2000-2013, Rusia perdió en promedio un 90% de territorio boscoso más cada año entre el 2014 y el 2016. Ese porcentaje en Indonesia es de 62% y para Brasil de 16%.
Las cifras son el resultado de análisis de imágenes satélite comparadas con estudios similares hechos en el 2008 y el 2013.
Esos datos en alta resolución "nos permiten detectar las alteraciones causadas por el hombre y la fragmentación de bosques vírgenes", explicó Peter Potapov, cuyos resultados liberados esta semana serán sometidos al proceso habitual de evaluación por sus pares antes de publicación.
El científico criticó además la eficacia del sistema de certificación del desarrollo sustentable de la industria forestal FSC (Forest Stewardship Council).
Creado en 1994 con el apoyo de ONG como WWF, esta certificación promueve una "gestión forestal socialmente benéfica", la preservación de recursos forestales y apunta a permitir "a las empresas y a los consumidores poder elegir con conocimiento de causa".
Alrededor de la mitad de los paisajes forestales intactos en concesiones certificadas FSC se perdieron entre el 2000 y el 2016 en Gabón y en República del Congo, según las nuevas cifras..
Asimismo, en Camerún, el 90% de los bosques monitoreados por el FSC desaparecieron.
El FSC "no es una herramienta para su protección", insistió Potapov.
Por otra parte, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y varias ONG reunidas en una iniciativa bautizada Nature4Climate lanzaron un llamado a invertir más en bosques y en el uso de la tierra, "sector olvidado de la lucha" contra el cambio climático.