Aparte de los 24 astronautas del programa Apolo que llegaron a la órbita lunar –todos ellos hombres y personal de la NASA–, ningún otro ser humano ha dejado la órbita baja terrestre, la zona situada fuera de la Tierra donde se ubican satélites y la Estación Espacial Internacional.
Para conocer el sistema solar y nuestro vecindario estelar, hemos recurrido a nuestro ingenio y nuestra tecnología: desde hace décadas, máquinas han viajado hacia el Sol, los planetas y cuerpos como cometas y asteroides. Actualmente, 24 de estas sondas están activas.
¿Qué se espera alcanzar con el envío de estas máquinas? Varía de misión en misión. Algunas son sencillas, como la Luna 16, misión no tripulada soviética que logró traer a nuestro planeta una muestra de tierra lunar en 1970.
Otras llevan a bordo complejísimos aparatos de comunicación y mapeo geográfico. La estadounidense Venus Express está analizando la atmósfera de Venus desde 2006, y varias misiones estudian el Sol, como las STEREO A y B.
Cuerpos más discretos, como Plutón y los planetas enanos Ceres y Vesta, también han recibido atención, con las sondas New Horizons y Dawn, respectivamente.
En Marte, las sondas 2001 Mars Odyssey y Mars Reconnaissance Orbiter han servido a los ingenieros de la NASA para comunicarse con los robots Curiosity, Opportunity y Spirit, que exploran el planeta.
Las longevas Voyager 1 y 2 –lanzadas en 1977– son los objetos hechos por el ser humano que han llegado más lejos de la Tierra. Con la misión de indagar el exterior del sistema solar, ambas han estudiado Júpiter y Saturno, mientras que Voyager 2 se asomó a Neptuno y Urano. En setiembre de 2013, la NASA determinó que la Voyager 1 había logrado salir del sistema solar.
La exploración espacial es vasta y esto es solamente una fotografía: a su izquierda están las sondas activas. Más vendrán con los años.