¿Qué es un átomo? ¿Cómo está compuesto? ¿Cómo funciona? ¿Cómo ha ido cambiando en la historia la concepción que tenemos de este, conforme a los nuevos conocimientos?
Para algunos colegiales la respuesta no es sencilla, y muchas veces recurren a la memoria para salir bien librados de examen, aunque esto no los involucra con el tema.
Para revertir esa realidad, un grupo de estudiantes de diferentes carreras de ciencias de la Universidad de Costa Rica (UCR) usan sus conocimiento, la literatura y el teatro para que jóvenes de colegio se enamoren de las ciencias y deseen elegir profesiones afines.
Algunas de estas estudiantes de Física, Ingeniería Química, Microbiología y Química tienen esto como su proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TCU), pero otras se identificaron tanto con la iniciativa que ayudan de forma voluntaria en OBEX (Observación y Experimentación, la ciencia a tu alcance).
A través de las artes llevan a los adolescentes a entender los modelos atómicos y el estudio que hubo detrás de ellos.
“Cuando nosotros estudiamos en el colegio usualmente nos enseñan todo por aparte, nos dan español por un lado, ciencias por otro, matemáticas por otro, artes plásticas por otro, cuando la verdad es que todo puede integrarse y esto mejora nuestro aprendizaje”, comentó Oscar Andrey Herrera, profesor e investigador de la Escuela de Física y coordinador de este TCU.
¿Por qué quienes guían este recorrido educativo son mujeres? Según Katherine Acuña, asistente de este TCU y estudiante de Física, antes de lanzar esta propuesta se vio que solo una tercera parte de quienes estudian ciencias son mujeres, y esta cifra baja en las ciencias básicas como Física o Química.
Ante un panorama como este, se buscó que fueran mujeres quienes asumieran el rol ante los estudiantes, para demostrar que la ciencia sí tiene rostro femenino y no es algo aburrido o complicado para ellas.
“La educación lúdica es más rica para estos temas, y qué mejor forma de que sea de la mano de estudiantes de ciencia que los colegiales lo vean. Una ciencia divertida, que es estudiada e investigada por mujeres”, destacó Acuña.
De la mano de ‘El Principito’
La obra que se utiliza en este TCU es El Principito, el popular personaje del libro del mismo nombre, quien lleva a los participantes por un recorrido muy similar al de la novela de Antoine de Saint-Exupéry, pero en lugar de la rosa y el zorro, son los modelos atómicos los protagonistas de esta aventura.
No es una obra de teatro cualquiera. Ellos siguen a El Principito por cada uno de los asteroides y lugares que visitan.
Primero se encuentran con una microbióloga que les explica sobre los hongos y su labor en los diferentes ecosistemas, para después de eso emprender un viaje por otros cuerpos celestes para aprender sobre los átomos.
En cada uno de las estaciones encuentran una parte de la historia y el conocimiento del átomo: cómo surgió su nombre, cómo se descubrieron cargas positivas y negativas, cómo se vislumbró que había un núcleo, se ve el experimento de rayos catódicos, qué son los iones.
En todas las explicaciones los jóvenes tienen la oportunidad de hacer sus preguntas, de participar y hasta de competir por dulces y chocolates.
Con la obra no finaliza todo. Una vez que la parte teatral concluye, los jóvenes tienen la oportunidad de jugar con las facilitadoras de este TCU en competencias relacionadas con las características atómicas.
“Así se aprende mucho mejor de como se ve en clase”, destacó Sharon Maltes, una de las estudiantes del SIFAIS de La Carpio que participó del TCU.
El proceso
Llegar a concretar este TCU no fue sencillo, desde enero las estudiantes se reunían periódicamente para poder planear la obra, los diálogos, las preguntas guía, los modelos atómicos que se explicarían. Además de eso, cada juego, cada escenografía y cada vestuario surgen de las mismas estudiantes y de otras personas que apoyan el TCU, pero que no se involucran directamente con los adolescentes que reciben el taller.
“Fueron primero varias reuniones, de planear, de montar qué cada modelo átomo se iba a dejar cada una, estudiarlo, ver formas de explicarlo, adaptarlo a cada guion, cómo íbamos a ligarlo con la historia de El Principito, y luego comenzar a ver cómo lo armábamos”, apuntó Viviana Benavides, estudiante de Física y quien también participa del TCU.
Según comentó el profesor guía, Oscar Andrey Herrera, la idea es acercar este taller interactivo a jóvenes de escasos recursos, zonas rurales o personas que tal vez no tengan tan a mano esta información.
“No es lo mismo este público que chicos de colegios científicos o colegios privados que tienen más acceso a la información”, enfatizó.
Si hay personas interesadas en que jóvenes reciban este taller pueden escribir al correo: tcuobex695@gmaill.com.