Las Vegas AFP. Ir a las tiendas en busca de zapatos, accesorios o artefactos podría llegar a ser una costumbre poco común dentro de algunos años.
Así lo insinúa la numerosa cantidad de impresoras en tres dimensiones (3D) que se han mostrado en la feria Internacional CES 2014 en Las Vegas, Nevada.
Este tipo de impresión existe desde hace unos 25 años, pero en los últimos tiempos ha ganado popularidad con la mejora de la tecnología y un costo más accesible para los amantes del bricolaje, los artistas y hasta emprendedores.
Hace cinco años, la empresa Brooklyn MakerBot era el único fabricante de impresoras en tres dimensiones en el CES. Pero hoy los competidores pueblan la zona dedicada a este invento, en la feria que cierra hoy. “Es el año de la impresión 3D”, afirmó a la AFP Jenifer Howard, portavoz de MakerBot.
“Los emprendedores sin mucho apoyo económico pueden crear sus prototipos e incluso fabricar a pequeña escala”, sostuvo la experta.
Las impresoras para el mercado doméstico utilizan generalmente un plástico biodegradable hecho con maíz. El mismo se aplica en capas y se plasma en láser, con la ayuda de placas calientes.
“Piense en esto como capas de ladrillos microscópicos. Al llegar a cierto punto, si colocas suficientes ladrillos logras una construcción”, explica Roger Chang, director general de Singapur Pirate 3D, cuya impresora para la firma Buccaneer se vende a un precio de $497.
Populares. “Una vez que se comienza a imprimir en 3D, el mundo se ve de otra manera. En lugar de pensar en ir a la tienda, se piensa en hacerlo uno mismo”, explicó el experto.
Según su portavoz, las impresoras de MakerBot han sido incluso utilizadas por el grupo aeroespacial estadounidense Lockheed Martin, para fabricar una parte de un telescopio que debe ser lanzado en unos cuatro años, y en África se usan para confeccionar prótesis de manos a una décima parte de su precio normal.
La impresión 3D da mucho que hablar, pero habrá que encontrar fórmulas para que la gente las tenga en casa, asegura Stephen Baker, analista de NPD Group.
“La mayoría de las personas no imprimen su propia funda de smartphone o su mochila”, apunta y añade. “Hoy en día hay energía en un sector que era más bien insípido. Pero probablemente estamos muy lejos de transformar el sistema de producción”.