Una proteína que se encuentra en las membranas de antiguos microorganismos que viven en las salinas del desierto podría ofrecer una nueva manera de utilizar la luz solar para generar combustible a partir de hidrógeno.
En esto están trabajando científicos de Departamento de Energía de EE.UU., quienes combinaron un pigmento llamado bacteriorodopsina con nanopartículas semiconductoras con el fin de crear un sistema que utiliza la luz para crear hidrógeno.
"Las nanopartículas de dióxido de titanio solo reaccionan con la luz ultravioleta, pero no con la luz visible”, explicó Elena Rozhkova, una de las investigadoras. El objetivo del trabajo fue utilizar moléculas fotorreactivas biológicas para crear un sistema híbrido que pudiera utilizar la luz visible de manera eficiente en el proceso.
Esas moléculas son las de bacteriorrodopsina, que utilizan la luz solar como fuente de energía, y que son capaces de transferir protones desde el interior de la célula al espacio extracelular.
En el sistema desarrollado por el laboratorio, los protones proporcionados por la bacteriorrodopsina se combinan con los electrones libres en la matriz de dióxido de titanio y se produce una molécula de hidrógeno, que puede ser fuente de energía.
“Este fotocatalizador híbrido bio-asistido supera a muchos otros sistemas similares en la generación de hidrógeno y podría ser un buen candidato para la fabricación de dispositivos de energía verde a partir de fuentes prácticamente infinitas: agua salada y la luz solar”, dijeron los científicos en el sitio del laboratorio Argonne.
Para Rozhkova, es interesante que en la biología, la bacteriorodopsina no participa de forma natural en este tipo de reacciones. "Su función natural realmente no tiene mucho que ver en absoluto con la creación de hidrógeno. Pero como parte de este híbrido, ayuda a producirlo con luz blanca y en condiciones amigables con el ambiente".