EscucharNuestros ancestros estuvieron a punto de extinguirse hace 800.000 o 900.000 años. Los sobrevivientes habrían sido solamente cerca del 1,3% de la población de aquel entonces. Esto pudo estar cerca de comprometer la llegada del Homo sapiens como especie, de acuerdo con las sugerencias de un estudio genético publicado la semana anterior en la revista Science.
Los investigadores de China, Italia y Estados Unidos definieron a esta etapa de la historia como un “cuello de botella” y habría durado unos 117.000 años, entre hace 813.000 y 930.000 años.
En aquel momento, la permanencia de los ancestros que dieron origen a nuestra especie habría estado en manos de unos 1.820 individuos, que debían dar origen a nuevas generaciones.
¿A qué se debe? No hay una respuesta certera, pero los científicos sugieren que esto se debió a un cambio climático que se caracterizó por fuertes heladas y bajas temperaturas.
“Alrededor de este tiempo se dieron eventos de glaciación que llevaron a cambios en temperaturas, sequías severas, pérdida de especies, muchas de ellas que pudieron servir de alimento a los humanos ancestrales”, señala el documento.
Para llegar estas conclusiones, los científicos tomaron las secuencias genómicas (gen por gen) de 3.154 individuos. Ellos utilizaron una metodología a la que bautizaron como FitCoal. La nueva tecnología permite analizar los genes, ver las diferencias y “echar andar la máquina del tiempo hacia atrás” para ver de dónde vienen esos genes y cómo evolucionaron.
El cuello de botella y su impacto
:quality(70)/cloudfront-us-east-1.images.arcpublishing.com/gruponacion/GIATISSONBARHENDFNBSL3XAI4.jpg)
Esta es la fórmula que utilizaron los investigadores para determinar el impacto de esta reducción en la población. Imagen: Instituto de Salud y Nutrición de Shanghái
De acuerdo con las pesquisas, el 65,85% de la diversidad genética pudo haberse perdido en este cuello de botella. Y este punto evolutivo también pudo llevar a puntos determinantes para la aparición de nuestra especie.
Según reportan los científicos, este hecho pudo contribuir a que se formaran dos cromosomas ancestrales que posteriormente se convergieran para unirse en lo que hoy es el cromosoma 2 de los seres humanos modernos. Con esta información, habría un ancestro común para los denisovanos, neandertales y Homo sapiens.
“Estos hallazgos abren una línea en la investigación de la evolución humana porque evoca muchas preguntas, como los países donde estos individuos vivieron, cómo algunos lograron sobrellevar estos cambios catastróficos en el clima, y si la selección natural durante el cuello de botella aceleró la evolución del cerebro humano”, dijo en un comunicado de prensa Yi-Hsuan Pan, investigador en biología evolutiva y genómica funcional de la Universidad del Este de China.
Los investigadores ahora apuntan a averiguar cómo una población tan pequeña pudo persistir en tales condiciones y permitir repoblar el planeta.
Con reservas
Para algunos científicos que no participaron del análisis, estos resultados deben tomarse “con un gramo de sal” y no darse por definitivos.
“Decir esto es como inferir el tamaño de una piedra que cae en la mitad de un lago solo por las ondas que llegan a la orilla minutos después”, metaforizó Stephan Shciffles, del Instituto de Antropología Evolucionaria Max Planck en Alemania, en entrevista con The New York Times.
Él comparó estas ondas en el agua, difusas y que dan poca información de la roca original, para decir que los genes de estas 3.154 personas no necesariamente pueden prever lo pasado hace casi un millón de años.
Otros científicos afirman que esta sí podría ser una posibilidad, pero debe seguirse estudiando.
:quality(70)/s3.amazonaws.com/arc-authors/gruponacion/b3126e2b-327c-43b3-8f31-be236e14eec5.png)