Es cierto, escribo con el hígado. Escribo con tristeza infinita. Ayer estuve al menos cuatro horas metida en Twitter hasta la madrugada y clickeando F5 en todas las pestañas abiertas de la compu, mientras veía el mapa gringo teñirse de rojo y horror.
Me costó un par de horas asimilar lo innegable, aceptarlo: Donald Trump - esa figura que siempre me asustó más de lo que me parecía risible- se convirtió en Presidente de una de las naciones más poderosas del planeta.
Incredulidad y temor al porvenir se reflejan en las caras de mis allegados, en mis contactos de redes sociales y se respiran en una redacción casi de luto.
Nosotros, desde nuestra cúpula intelectual, no entendemos nada.
¿A quién le hablamos como medios de comunicación? ¿Quiénes son nuestros contactos de Facebook? ¿Cuánta gente no recibe ningún tipo de información? ¿Cómo hacemos ahora?
Ayer temprano, conversé con mis amigas y con mi hermana de once años de que estábamos por presenciar historia: una mujer se convertiría en la primera Presidente de los Estados Unidos.
Feministas todas, nos parecía que el triunfo estaba asegurado y que ella -si bien tiene sus grandes bemoles- por fin reivindicaba la lucha de las mujeres y nuestro empoderamiento económico y político, en una nación liderada siempre por hombres.
Es probable que mi hermana se haya ido a dormir con la ilusión intacta: Hillary ganaría y el "viejillo loco" - como le llama a al hoy Señor Presidente electo - sería historia.
Mi hermana ya se asume feminista y defensora de los derechos humanos (¡orgullo por mil!) a su corta edad.
Ahora hablamos, y en su inocencia infantil no cabe la idea de que un hombre que sabe que ha dicho cosas horribles contra las mujeres, que es un bully de primera y que ha expresado su desagrado contra los latinos, musulmanes y personas con discapacidad, ganó las elecciones.
"Pero Cris, ¿Por qué perdió Hillary?"... Y a mí el nudo en la garganta no me deja explicarle, no sé cómo.
Amanecimos en un mundo fracturado. Uno donde un país que históricamente ha regido pautas y tendencias para América Latina en infinidad de aspectos sociales y económicos es liderado por un racista, un misógino, un xenófobo y, por supuesto, un acosador.
Al inicio pensé que el título de esta entrada del blog podía ser un poco fuerte. Pensé en bajarle el tono... Pero no creo en bajarle el tono a un asunto así de trascendental por temor a lo políticamente incorrecto.
¿Trump es misógino? Sí, la misoginia - por definición- se manifiesta en forma de denigración, discriminación, violencia contra la mujer y su cosificación sexual. Sabemos lo que Trump ha dicho y hecho a las mujeres que ha tenido alrededor.
¿Trump es racista? Sí, el racismo es la exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otros con los que convive. Ehm, ¿White supremacy? ¿Construir un muro? Ustedes me dirán si no se ajusta a esta definición de la RAE.
Discurso para llorar y pensar
Mientras termino de escribir este post, estoy viendo en directo la transmisión del discurso de aceptación de la derrota de Hillary. Mi corazón se parte.
"Ustedes representan lo mejor de América y ser su candidata fue uno de los honores más grandes de mi vida. Sé lo decepcionados que se sienten, porque me siento así también. Esto es doloroso y lo será por mucho tiempo", dijo Clinton.
"Vimos que nuestra nación está más profundamente dividida de lo que creíamos", añadió.
Eso es lo que más me asusta a mí y supongo que a ustedes. ¿Cómo, desde nuestra cúpula privilegiada y educada, no vimos venir que Estados Unidos no es un país preparado para aceptar que una mujer puede liderarlo?
Es decir, la cantidad de gente que no le dio su voto a Hillary POR SER MUJER es abrumadora.
Hillary mencionó en su discurso que el sueño americano es lo suficientemente grande para todas las personas: para hombres, para mujeres, para la comunidad LGBTI, para los discapacitados, para todas las razas... Una cachetada a las declaraciones de Trump en campaña, sin duda.
A la gente jóven la instó a luchar por lo que creen, sobre todo a quienes están en el inicio de sus carreras y aún pueden hacer un cambio.
"Nunca dejen de creer que luchar por lo correcto vale la pena", dijo.
“Nunca dejen de creer que luchar por lo correcto vale la pena” - @HillaryClinton"A las mujeres que estuvieron conmigo, especialmente a las mujeres más jóvenes... Quiero que sepan que nada me ha hecho sentir más orgullosa que ser su campeona".— Cristina M Jiliuta (@Jiliuta) November 9, 2016
"A todas las niñas: Nunca duden de que son valiosas, son poderosas y se merecen cada oportunidad en el mundo para seguir y alcanzar sus sueños".
Creo que su mensaje, más que de resignación es de empoderamiento. Aún podemos hacer algo, no todo está perdido.
“We are stronger together and will go forward together. And you should never, ever regret fighting for that.” —HillaryEstados Unidos no estaba preparado para que lo gobernara una mujer, veremos ahora si lo está para el gobierno de un misógino racista.— Hillary Clinton (@HillaryClinton) November 9, 2016