Un impacto claro de la condena por robo contra el expresidente de Nicaragua, Arnoldo Alemán, y sus lazos con el mandatario, Daniel Ortega, es el daño a la reputación externa del país y su capacidad para atraer inversiones.
A esa conclusión llega la Embajada de EE. UU. en Managua conforme un cable diplomático de la sede revelado por La Nación en acuerdo con Wikileaks.
El despacho de mayo del 2006, del exembajador, Paul J. Trivelli, detalla cómo se deterioró la imagen del país a partir de su desempeño en el índice de percepción de la corrupción (IPC) que prepara la organización internacional Transparencia Internacional.
Trivelli concluye que Nicaragua cayó en el ranquin durante la presidencia de Alemán y “nunca realmente se ha recuperado”.
De un máximo de 3,1 (sobre 10) en 1998, Nicaragua descendió a 2,4 para el momento que Alemán dejó la presidencia.
“A pesar de que la reputación del país mejoró ligeramente debido a los esfuerzos anticorrupción del presidente Enrique Bolaños, el hecho de que Alemán y (y Ortega) siguen controlando la mayor parte de las instituciones del Estado continúa haciendo un grave daño a la reputación de Nicaragua y su capacidad para atraer inversiones internacionales”, expresa Trivelli en su mensaje.
Para el diplomático, estas cifras son solo un ejemplo del daño que Alemán ha hecho (“y continúa haciendo”, comenta Trivelli) a la imagen y potencial de crecimiento económico de Nicaragua.
“Los varios pactos negociados entre Alemán y Ortega y sus acciones en instituciones de Gobierno con compinches corruptos, son un asunto de interés público y dan cuenta directamente del estado lamentable de la Fiscalía, el Tribunal Supremo, el Consejo Supremo Electoral, la Asamblea Nacional y la Contraloría hasta este día”, concluye Trivelli.
Misma percepción. A cinco años desde que Trivelli comentó la imagen de Nicaragua en en el IPC, las cifras recientes de ese estudio reflejan que todo sigue igual.
El sitio de Transparencia Internacional (transparency.org), donde está el recuento histórico del IPC, indica que Nicaragua mantuvo una calificación de 2,6 en la percepción de corrupción en los años 2006 y 2007. Luego, esta cayó a 2,5 en los años 2008, 2009 y el año pasado.
La organización utiliza una escala de 0 a 10 puntos posibles para calificar a los países donde 0 refleja una nación “altamente corrupta” y 10 una “muy limpia”.