Sí estaba inscrito en la carrera, aunque hubiera quienes, juzgándolo por su apariencia, pensaron que no era así.
La duda, quizá, pudo surgir porque él no llevaba una camisa con nombres de patrocinadores estampados, ni prendas aerodinámicas o zapatillas de lujo.
Heart Akerson siempre ha pedaleado así: descamisado y con el jeans que, a punta de tijera, convierte en pantaloneta.
Su look ya es reconocible en la Ruta de los Conquistadores, la carrera de ciclismo en la que ha participado 14 veces consecutivas, incluida la que finalizó la semana pasada.
El estadounidense, de 61 años de edad, también surfea , nada, e inclusive ha corrido hasta el cucurucho del Chirripó en varias oportunidades; en todas ellas, descalzo.
“Cuando estás muy arriba y el calor te pega directamente, se te queman los pies. A mí me gusta estar lo más cerca posible de la naturaleza; por eso prefiero no utilizar zapatos ”.
Akerson confiesa que recurre a estos curiosos métodos de distensión para desenchufarse del trajín del laburo.
“Normalmente estoy trabajando frente a cuatro computadoras, entonces hago todo esto para poder estar en el extremo opuesto. Es bueno tener un balance entre la tecnología y la naturaleza”, asegura con un imperdible acento anglosajón.
Su cotidianidad es la de un empresario, fabricante y científico, todo a la vez. Heart es físico de profesión y tiene una empresa de energía ecoamigable (Heart Transverter), que fabrica y vende implementos que ayudan a aprovechar de mejor manera la electricidad.
Su principal ilusión es cambiar el concepto universal de energía, para no depender del petróleo y echar mano de fuentes renovables. “Es todo un reto. Antes la gente no creía en esto, pero cada vez hay más personas interesadas. La energía verde es la única vía del futuro; ya se usa pero no en la dimensión en la que debería”, dice con la misma seguridad con la que asevera que su proyecto energético busca provocar un impacto global.
Raíces en Costa Rica
Hace tres décadas, Akerson, su esposa y su primogénito bajaron de un bote y pusieron los pies en playa Tambor, en la costa pacífica de nuestro mapa.
La pareja llegó a bordo de un velero de tres cascos, bautizado Pleiades , tal y como una constelación formada por siete estrellas. Ellos mismos fabricaron el navío del que zarparon en Maine, al norte de Estados Unidos.
Cuando anclaron en Costa Rica, los viajeros observaron el escudo nacional y sintieron que este contaba la historia de su velero (por el barco, las montañas y las siete estrellas presentes en la ilustración. “Apenas lo vimos, lo tomamos como una señal de que debíamos quedarnos aquí. Vendimos todo lo que teníamos en Seattle y nos mudamos”. Eso fue hace tres décadas.
Acá nacieron ocho de sus nueve hijos (de los cuales hay varios ciclistas profesionales), así como la mayoría de sus nietos. Hace 24 años, Akerson instaló su empresa de forma permanente en Barreal de Heredia (antes tenía su sede en Seattle, Estados Unidos).
Para entonces, tenía escasa experiencia en el deporte. A los 38 años participó por primera vez en una competición deportiva. Era una prueba Iron Man, por lo que su debut fue en un triatlón.
Ya en Costa Rica, hace 14 años, otro amigo le recomendó la Ruta de los Conquistadores. Sin pensarlo mucho, Heart tomó la bicicleta, se quitó la camisa y se tiró a pista. Ya tenía la melena de hoy, aunque las canas aún no germinaban en su cabeza.
“Yo he tenido el pelo largo desde que salí del colegio. Tal vez entre las personas del negocio en el que trabajo soy diferente, porque no llevo corbata o el pelo recortado, pero los que me conocen creen en mí porque saben que yo no trato de dar una imagen falsa. Este soy yo, así como me ven”.
Asegura que en las instalaciones de su empresa no anda descamisado, pero cuando está a solas en su laboratorio, se deshace de la tela que cubre su torso y también del calzado.
Todo sugiere que ser un detractor de los formalismos o etiquetas no ha representado un problema para él. “La gente que juzga a otros por la apariencia no es muy inteligente. Yo prefiero no dedicarle tiempo a ninguna persona para la que ese tema sea un asunto importante”.
En los últimos meses, Heart ha tenido la agenda apretada. Los viajes y reuniones solo le permitieron hacer tres entrenamientos antes de aventarse a la pista y correr otra edición más de la ruta que lo apasiona.
Dice Heart que, con cada año que pasa, va mejorando sus tiempos promedios en cada carrera. Este año se ubicó en el puesto 189 entre los 250 pedalistas, y para él, a sus 61 años de edad, eso es un muy buena indicio.
Su objetivo nunca ha sido ganar, pues ve el reto como una experiencia espiritual. “Hay que ponerse en la línea de salida para poder arrancar. Eso es todo lo que se necesita para cumplir metas”.