Entre las múltiples fuentes que tenía la Embajada estadounidense para seguirle el pulso a las protestas contra el TLC, destacan voces muy particulares: las de dirigentes sindicales que compartían información y hasta adelantaban información con agregados diplomáticos de Estados Unidos.
Así se desprende de cables del 2005 y del 2006 enviados desde la sede en San José y obtenidos por la organización WikiLeaks.
Cuatro líderes sindicales consultados por este diario explicaron ayer que el contacto entre Embajada y sindicalistas siempre ha sido frecuente y que los agregados laborales de la sede diplomática los visitan a menudo.
Una de las conversaciones citadas tuvo lugar el 26 de octubre del 2006, cuando un agregado político intercambió opiniones con el secretario general del Sindicato Rerum Novarum, Gilbert Brown. Un cable fechado cinco días después por el entonces embajador Mark Langdale, asegura que Brown describió la variedad de partes interesadas en la protesta nacional contra el TLC celebrada el 26 de ese mes y el alcance nacional de la manifestación.
“Afirmó (Brown) que los sindicatos podían movilizar 10 veces el número de manifestantes en huelgas futuras (..) Dijo que cambiar uno o dos votos en la Asamblea Legislativa contra el TLC sería suficiente para derrotarlo” comenta el cable de Langdale.
Tres días antes de la misma protesta del 26 de febrero del 2007, los diplomáticos hablaron con el secretario general de la Asociación de Empleados Públicos (ANEP), Albino Vargas.
Vargas, afirma el reporte diplomático, “tan enérgico como siempre”, insistió en que, ante la negativa del Gobierno costarricense al diálogo, el TLC “debía decidirse en las calles”. El sindicalista, de acuerdo con el cable, dijo que “el número de manifestantes (que llegaran a la marcha) no importaba”, reconoció a los estadounidenses que la protesta del 26 de febrero probablemente “no sería decisiva” y que esperaba que el Gobierno proclamara su victoria, sin importar lo que ocurriera.
Consultado ayer, Albino Vargas también reiteró que las visitas de los encargados laborales estadounidenses son muy frecuentes. “Ellos siempre pedían cita , por lo general cuando nombraban a nuevo agregado laboral. Recuerdo que para el TLC la comitiva que llegaba a ANEP era más grande porque tenían interés en monitorear”.
Vargas confirmó la conversación citada en el cable. “Efectivamente, les dijimos que creíamos en la democracia de la calle, que ese fue el nombre que le pusimos. También le dijimos que sabíamos que los Arias, acostumbrados a hacer trampas, lo iban a hacer en la marcha del 26 de febrero. Ellos iban a encontrar algún mecanismo para salirse con las suyas”, agregó.
Kaplan temía que surgieran grandes muestras de solidaridad hacia los sindicatos costarricenses en el encuentro y decidió llamar a Edgar Morales, subsecretario general de la ANEP, quien le habría adelantado que el propósito de la conferencia era simplemente dejar sentadas las bases para un posterior encuentro en octubre que convocaría a líderes regionales en materia laboral, así como a políticos y líderes de la industria .
“Aunque el TLC es uno de los temas de la discusión, Morales aseguró que el principal tema serían los 20 años de prácticas injustas en materia laboral en Centroamérica”, reseñó Kaplan.
Tanto Morales como Vargas confirmaron las conversaciones.
En otro episodio, citado en un cable del 28 de julio del 2005, Rodrigo Aguilar, presidente de Rerum Novarum, se lamentó con un agregado estadounidense por la reciente aprobación del TLC en el Congreso estadounidense.
Según el cable, en esa conversación, el representante estadounidense incluso le preguntó a Aguilar si habían considerado utilizar fondos del Senado estadounidense destinados al cumplimiento de leyes laborales y Aguilar habría respondido que no lo habían pensado, pero “coincidió en que podría tener un impacto positivo”. Aguilar no recordó esa conversación ayer.