Cinco monarcas abandonaron ayer sus respectivos castillos para acudir al Museo Histórico Cultural Juan Santamaría.
Su visita tenía un motivo muy especial: protagonizar una nueva puesta escena llamada Cuentos de reyes: Chingos, vestidos, ambiciosos, malos y cariñosos .
Se trata de un espectáculo de corte familiar que combina la narración de historias, la música en vivo y la proyección de ilustraciones animadas.
Expectativa. No hizo falta colocar una alfombra roja para recibir a los monarcas; en su lugar, había una gran comitiva que los esperaba con gran ilusión.
El gentío era tal que el comienzo de la obra se tuvo que posponer por casi 20 minutos, mientras pagaban su entrada y buscaban su asiento.
Quienes estaban en su butaca mataban el rato como fuera. Una niña despertó el antojo de más de un asistente cuando abrió una bolsa de palomitas.
En la fila contigua, un papá aprovechaba las ventajas de los teléfonos inteligentes para ver cómo el Deportivo Saprissa se disputaba el Torneo de Copa con la Asociación Deportiva Carmelita.
¡A disfrutar! A las 11:20 a. m., las luces del escenario se apagaron y entre las butacas apareció Juan Madrigal, mejor conocido como Juan Cuentacuentos,
Durante 50 minutos, el artista narró la historia de cinco monarcas, bien diferentes entre sí.
El Rey Chingo Chiringo fue el primer relato que escucharon los asistentes. Se trata de una adaptación de la historia original de Hans Christian Andersen.
Los chiquitos gozaron con la historia del monarca vanidoso al cual un tejedor engaña confeccionándole un traje mágico falso.
Que lo diga Nicolás Flores, de seis años, que tras finalizar la función todavía se reía por el hecho de que el rey tuviera que caminar desnudo por las calles.
Después, llegó el turno de escuchar los cuentos El sastrecillo valiente y El rey Midas .
En ambos relatos, Juan Cuentacuentos compartió el escenario con Paula Quesada y Juan Pablo Madrigal, quienes se encargaron de musicalizar la presentación con una guitarra y dos flautas.
Mientras, los artistas hechizaban con palabras y sonidos, en el escenario se proyectaban las ilustraciones del cubano Adían González que mostraban algunos detalles del relato.
La función continuó con El cuento del rey burgués , relato que nos puso a mover el esqueleto.
Los asistentes levantaron las manos, agacharon la cabeza, aplaudieron y cantaron con ganas.
El espectáculo terminó con el cuento La niña y la luna , que narra la historia de un rey que hace hasta lo imposible para curar a su hija.
Tras los aplausos finales, algunas personas comenzaron a gritar: ¡otro, otro! Sin embargo, las luces del teatro se encendieron; fue una forma diplomática de decirle al público: “Colorín colorado, este cuento se ha acabado”.
La función de ayer marcó el comienzo de su temporada en cartelera. El show se presentará todos los domingos de agosto y setiembre, siempre a las 11 a. m.
La entrada general tiene un costo de ¢2.000.