La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático abre hoy su décimosexta Conferencia de las Partes en Cancún, México.
Conocida como la COP16, esta conferencia de Cancún tratará de cambiar el mal sabor que dejó la COP15, realizada el año pasado en Copenhague, Dinamarca.
Más que lograr los grandes acuerdos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que se esperaban en Copenhague y no llegaron, este año se aguardan logros que mezclen lo conservador con lo realista.
Según han explicado los anfitriones y altos funcionarios de Naciones Unidas, en la COP16 se espera llegar a acuerdos que se pueden considerar menores pero no menos importantes. Entre esos logros previstos, se incluye, por ejemplo, destinar más dinero a fondos de financiamiento que permitan la adaptación de países no desarrollados al cambio climático, así como la preparación del proceso de negociación que podría llevar al ansiado acuerdo de reducción de emisiones en el 2011, durante la COP17, que se celebrará en Sudáfrica.
Sin embargo, en los últimos años se ha registrado un calentamiento cuya causa se le atribuye al modelo de desarrollo de las últimas centurias.
Procesos como la quema de combustibles fósiles, base de la economía mundial actual, han expulsado a la atmósfera toneladas de gases como el dióxido de carbono (CO2) que generan un efecto invernadero que está calentando cada día más al planeta.
Este calentamiento, originado por el estilo de vida de los humanos, está teniendo consecuencias directas e indirectas en el medio ambiente y en la misma vida humana.
Los científicos señalan que este calentamiento es el causante, por ejemplo, de que llueva la misma cantidad de agua pero en un tiempo menor, lo cual termina generando inundaciones que roban vidas, destruyen viviendas y afectan la infraestructura, lo cual, a su vez, termina afectando la economía de un país en general.
Así como el mundo respondió en su momento para atacar el hoyo en la capa de ozono en la década de 1990, con la reducción de los gases que lo provocaban, ahora se propone actuar para reducir las emisiones de gases como el CO2.
El objetivo es que la temperatura de la Tierra no aumente más de 2 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales.
El problema es que este protocolo expira en el 2012 y aún no se tiene con claridad qué pasará después.
Por un lado, los países más ricos esperan que economías muy contaminantes, pero que no son desarrolladas –como la de India, China y Brasil– también se comprometan a reducir sus emisiones; sin embargo, al mismo tiempo, estos países quieren que ser compensados por reducir sus emisiones y que Estados Unidos también se comprometa a cumplir el acuerdo. Por su parte, la Unión Europea quiere seguir reduciendo emisiones, pero no está de acuerdo en quedar prácticamente sola con ese compromiso.
Los detalles sobre quién entrega esos recursos, cuándo y para qué tipo de proyectos, se han estado negociando por meses en distintas reuniones, pero es en la COP donde usualmente se logra llegar a los acuerdos finales.
Para la COP16 se espera que se establezca que a partir de 2020 habrá $100.000 millones anuales para proyectos que permitan tanto adaptarse al cambio climático como reducir las emisiones de CO2.
En Copenhague, los países desarrollados ya se habían comprometieron a dar $30 millones en financiación entre 2010 y 2012 para ayudar a los países en desarrollo a impulsar el uso de energía limpia, reducir la deforestación y paliar el impacto del cambio climático.
No obstante, no se definió cómo se aportarían esos recursos, algo que también se espera que suceda durante los días de negociaciones que comienzan hoy en Cancún.