(Alex Tyrrell)
“Antes de empezar esta investigación, esperábamos ver cambios graduales de la fauna y flora que están en las aguas someras a las aguas profundas. Sin embargo, lo que vemos es un gran cambio cerca de los 50 metros de profundidad”.
Las palabras pertenecen a Jorge Cortés, investigador del Centro de Ciencias del Mar y Limnología (Cimar/UCR). Desde el 2009, él y su equipo estudian la biodiversidad en las profundidades de la Isla del Coco.
Lo que descubrieron hasta ahora es que este parque nacional es otro muy distinto a más de 50 metros, que es donde está la llamada termoclina, área de transición en que confluyen masas de agua caliente con masas de agua fría.
Aunque todavía se están procesando los datos y describiendo las especies, Cortés asegura que habrá nuevos reportes para el país.
“Hay nuevos registros de especies y se ha ampliado el ámbito de profundidad de otras. Es decir, se conocía que vivían hasta cierta profundidad, pero que hay imágenes tomadas de ellas a mayor profundidad”, comentó el biólogo.
Para descifrarlo, los científicos cuentan con la ayuda del Deep See, un minisubmarino con una esfera acrílica de 8,4 cm de grosor y es capaz de bajar hasta 450 metros.
El Deep See está equipado con luces y una cámara de video en alta definición. Temime graba videos de cinco minutos que registran las distintas especies, así como la cantidad de plantas y animales.
Aparte de los videos, el brazo mecánico del minisubmarino permite hacer recolectas. “Hemos recolectado unos 50 organismos de varias especies. Nos gustaría mucho recolectar peces, ya que hay especies nuevas, pero se necesitan los especímenes para describirlas y no podemos”, dijo Cortés.
También se toman datos como localidad, profundidad, fecha, hora del día, tipo de sustrato y temperatura. “Esto nos permite determinar la distribución de las especies alrededor de la isla, las profundidades en las que viven, en que épocas del año aparecen y a qué horas del día”, explicó el investigador.
Asimismo, Cortés agregó: “Hemos encontrado que algunas especies solamente se observan en algunos sitios y otros no, en ciertas épocas y otras no. Después vamos a tratar de explicar el por qué de esos comportamientos”.
Con esto, el científico quiso decir que el proyecto está en una primera etapa donde el fin es la descripción. Por ello, se prepara un catálogo con fotografías, descripciones de especies, distribución y profundidades a las que se vieron.
“Los catálogos van a servir de línea base de lo que vive en las aguas profundas del parque nacional”, destacó Cortés.
Según Ilena Zanella, con ayuda del submarino Rangiroa se realizan conteos subacuáticos a diferentes intervalos de profundidad. El área de estudio va desde los 40 hasta los 300 metros en intervalos que se delimitan cada 10 metros.
Aunado a los videos grabados por el Rangiroa, se toman datos como temperatura, profundidad, especies y número de animales.
“Nos quedamos unos 10 minutos en cada intervalo. La idea también es reportar si el tiburón o la raya está alimentándose, descansando o teniendo otro comportamiento”, comentó la investigadora.
Así, los científicos esperan describir la abundancia y diversidad de animales según la profundidad.
Aunque es pronto para dar resultados, se tienen observaciones interesantes. “Por ejemplo, vimos que a los tiburones punta blanca no les gusta la termoclina. Siempre están sobre esta y cuando la temperatura ronda los 25 °C”, explicó Zanella y agregó: “También vimos una relación de temperatura con la raya moteada. Parece que le gusta el agua más caliente”.
Aparte de establecer prioridades de investigación, los científicos esperan que la información ayude a los guardaparques a tomar decisiones de manejo.
“Nuestra idea es tratar de identificar sitios más biodiversos que otros, así como ver hábitats críticos para algunas especies de elasmobranquios”, dijo Zanella.