Aquí tiene el antídoto para vencer a la rutina. Si factores como tiempo y dinero le han impedido salir de vacaciones, debe saber que, a pocas horas de la capital, un abanico de ofertas turísticas espera por usted.
Todas tienen en común que se completan en un día, pues son paseos de ida y vuelta.
A una hora y media de San José se encuentra San Gerardo de Dota, un lugar ideal para pasar el día. Es cuestión de adentrarse un poco en sus frías montañas, en las cercanías del Cerro de la Muerte, a 2.300 metros de altura sobre el nivel del mar.
Ahí se encuentra Trogon Lodge, una finca de 105 hectáreas que resulta el escondite perfecto para los amantes de la vegetación y las aves. El camino puede recorrerse en cualquier tipo de vehículo. Una vez en el sitio, el paisaje montañoso y el sonido de los árboles que chocan con el viento lo envolverán en paz.
La entrada al lugar es gratuita, a menos que desee extender su estadía por varios días y hospedarse en sus acogedoras cabañitas. Puede llevar sus emparedados y refrescos, o bien carne para asar y todo lo que necesite para un
Tendrá la oportunidad de pescar truchas en sus riachuelos y pozas, y después podrá cocinarlas usted mismo o pedir que se las preparen y sirvan en el restaurante del
Los amantes de la adrenalina podrán aventurarse en el
“Posee ocho cables y 11 estaciones o plataformas y le permitirá conocer el bosque y el río desde las alturas, durante una hora de recorrido”, comentó Pablo Calvo, encargado del lugar.
Si prefiere un paseo más tranquilo, también puede alquilar un caballo para darse una vueltita por el centro del pueblo.
A quienes les gusta la experiencia de pescar, les conviene saber que también la finca Selva Madre, en el kilómetro 64 de la carretera Interamericana Sur, ofrece la posibilidad de comer trucha fresca y recién capturada. Olvídese de llevar cuerda o carnada, que de eso se encargan Miriam Solano Serrano y familia en su negocio, que atienden desde hace 23 años.
Los ranchitos, ubicados alrededor de los lagos artificiales, están equipados con sartenes y los utensilios necesarios, así como aceite para hacer el pescado.
Además, tienen senderos con gran diversidad de flora y fauna. Al final de estos caminos naturales, se encontrará con el imponente espectáculo que brindan dos cascadas. Varios puentes hechos de troncos le servirán como mirador.
Otra alternativa es enrumbarse a la Vieja Metrópoli, donde podrá realizar un
En el valle de Orosi podrá disfrutar de un pueblo con aire antiguo, abundante en las tradiciones de la Costa Rica del pasado.
Su iglesia es una ermita que cuenta con 267 años de historia. Fue construida en el período colonial por monjes franciscanos que huyeron de Talamanca y se radicaron en Cartago.
Al costado sur de la edificación, se encuentra el Museo Cultural de Orosi; allí encontrará cantidad de arte religioso traído por los españoles.
Más tarde, podrá darse un chapuzón en alguno de los balnearios de aguas termales que hay en el pueblo.
Entre ellos está el balneario Los Patos, donde por ¢2.000 tendrá derecho a usar las cinco piscinas de aguas termales, y sus ranchos y canchas de baloncesto.
Cerca de Orosi se encuentra el tranquilo pueblo de Cachí, lleno de ríos, cascadas y un conocido lago artificial.
A poca distancia, se halla la Casa del Soñador, una vivienda hecha de madera, diseñada y construida por el famoso escultor y tallador costarricense Macedonio Quesada. Hoy, tras su muerte en 1995, está habitada por sus hijos, Hermes y Miguel.
“Todo en esta casa tiene un significado. Por ejemplo, las figuras de las mujeres que están asomadas por las ventanas, cuyos nombres son Jesusa y Pancha, representan que a los ticos nos encanta curiosear”, explicó Hermes Quesada.
En el cercano pueblo de Ujarrás, hay áreas para
Otra posible ruta para salirse de la rutina está al sureste de la capital, camino a Ciudad Colón. Podría pasar desayunando al restaurante familiar Memé Pajarito, un sitio típico. Una vez en Cuidad Colón, está la finca Pompa y Cielo, donde podrá ver a docenas de personas cogiendo café desde las cinco de la mañana. Es el caso de Mayra Moncada Vargas, quien junto a su hermana y dos sobrinas, trabaja en la recolección del grano cada año.
Cerca de esta finca, se encuentra la Universidad para la Paz, con su área recreativa, sus cinco lagos artificiales y abundancia de aves, mariposas y gansos. Será una delicia desempacar su canasta y almorzar en sus jardines.