Lu Lei, una estudiante china de 21 años, estaba en el inodoro enviando textos con su celular cuando le ocurrió una insólita tragedia: su teléfono se resbaló y acabó en el fondo del sanitario. La joven no dudó en introducir su brazo para sacarlo, sin imaginarse que sería su brazo el que se quedaría atascado.
El asunto es que muchos de los inodoros en China no son otra cosa que un gran hoyo a ras del suelo, algo similar a las conocidas letrinas turcas.
Por más que forcejeó para liberar su extremidad, no había resultados, según consignó el diario británico
Este caso trascendió más de lo que la joven habría querido, en un país donde hay 800 millones de celulares.