Productores de piña de la zona norte reciben ayuda de la comunidad Maquencal (Guatuso). La semana pasada, Jaime Solano, de 61 años, fue desalojado de su finca de 60 hectáreas en esta comunidad del cantón de Guatuso. Su tierra vale en el merado unos ¢400 millones y se la ejecutaron por una deuda de ¢130 millones.
Hace ocho años este productor se arriesgó en el cultivo de la piña y pidió un crédito de ¢12 millones en el Banco Popular para sembrar dos hectáreas.
En aquel entonces, tenía un contrato con la fundación Programa Agroindustrial de la Zona Norte (Proagroín), el cual le sirvió de sustento para lograr el préstamo, aunque la garantía fue su tierra.
Luego solicitó otros ¢6 millones en Proagroín, cuando todo iba bien.
A partir de ahí vinieron problemas de comercialización, en asistencia técnica, en aumentos de rechazo de la fruta, baja en los ingresos y, entonces, se retrasaron los pagos en todo lado.
La historia concluyó con el remate de su tierra el año pasado y con su desalojo la semana anterior. Ahora vive en una casa a medio construir que levantó con ayuda de los vecinos del pueblo.
También en Maquencal, Gilbert Marín, a sus 52 años, afrontó una situación parecida. Este productor tenía 10 hectáreas, pero vendió 6,5 de ellas para evitar un remate. Marín aseveró que las tierras han perdido valor, pues las tienen que vender de urgencia a precios muy bajos.