Todo empezó el 2 de agosto de 1635. Juana Pereira, una mestiza vecina de un barrio pobre de Cartago, se topa con una muñequita de tez morena, sobre una piedra de gran tamaño.
Toma la imagen y corre hacia el rancho donde vive para guardarla en un cofre. Al día siguiente la estatuilla desaparece inexplicablemente.
La niña regresa al sitio donde la había encontrado y, para su sorpresa, observa allí, sobre la misma roca, a La Negrita, que, tras su milagrosa aparición, será venerada como la Virgen de los Angeles.
Trescientos sesenta y dos años después, las demostraciones de fe continúan venciendo el tiempo.
Grandes oleadas de romeros, procedentes de todas partes, a pie, avanzan en bicicleta o a caballo; no importa la distancia ni las dolencias físicas... Todos se dirigían anoche hacia Cartago para rendir hoy tributo a la Patrona de Costa Rica.
Según informes de las autoridades, este año al menos 600.000 personas acudirán a la Basílica de los Angeles, algunas en busca de milagros y otras como muestra de gratitud por la salud recuperada o por un sueño convertido en realidad.
Hoy, la actividad principal será la misa que, a las 9 a.m., oficiarán el arzobispo de San José, monseñor Román Arrieta; el nuncio apostólico, monseñor Giacinto Berlocco, los otros obispos del país y decenas de sacerdotes más. A la ceremonia asistirán los miembros de los supremos poderes de la República.
Previamente, La Negrita será agasajada con una serenata y "mañanitas", a lo cual seguirá el rosario de la aurora, a las 6 a.m.
Multitud y fe
Los alrededores del santuario lucían anoche abarrotados de mujeres, niños, hombres y ancianos, muchos de los cuales lucían fatigados tras recorrer largas distancias en respetuosa peregrinación.
Pese al cansancio, una larga fila de viandantes, rezando en murmullos, emprendieron de rodillas su última penitencia hacia el altar donde se hallaba La Negrita ataviada con un nuevo vestido delicadamente bordado.
"Vienen de todas partes buscando alivio y descubren que no están solos. Aquí encuentran a la Virgen María, consuelo de los enfermos, de los ancianos y de los pobres", exclamó ayer, durante una homilía ofrecida en la Basílica, el párroco local Germán Rodríguez Smith.
Mientras tanto, cientos de romeros, en incesantes oleadas, continuaban acercándose a la Basílica para cumplir una promesa o pedir un favor especial a La Negrita.
"Yo no vengo para pedir milagros; vine para darle gracias por todo lo bueno que tengo, como agradecimiento por protegernos", expresó Eduardo Chacón, quien viajó en bicicleta desde Ciudad Quesada, San Carlos, en compañía de varios amigos.
A su lado, otros creyentes, apretujados, intentaban abrirse paso hacia el sitio donde se encuentra la roca en la que, en 1635, apareció la patrona espiritual del pueblo costarricense.
Cientos de efectivos de la Fuerza Pública fueron apostados en puntos estratégicos de la Vieja Metrópoli para mantener el orden y evitar, de ser posible, las fechorías del hampa.
La Cruz Roja contaba con puestos de asistencia a lo largo de las principales vías de acceso a Cartago, así como unidades para el traslado inmediato de heridos en caso de una emergencia, plan que fue coordinado con el Cuerpo de Bomberos y el hospital Max Peralta.
Fuentes de la Cruz Roja indicaron anoche, a las 9:30 p.m., que habían atendido a unos 500 romeros, la mayoría afectados por arratonamientos, dolores musculares y otras consecuencis por el esfuerzo físico.
Colaboró en esta información Fernando Gutiérrez, corresponsal de La Nación.