El fenómeno meteorológico de El Niño es bien conocido por alterar patrones del clima que, en unas zonas causa sequías y en otras inundaciones. Nadie, eso sí , había explicado por qué siempre tenía un pico de influencia hacia final de año y terminaba abruptamente en febrero. Ahora hay una respuesta.
Ese ciclo anual se debería a un inusual patrón de viento que cabalga el Pacífico ecuatorial durante eventos fuertes ligados a El Niño y que va y viene con un periodo de 15 meses de intervalo.
El estudio se publicó en la edición en línea de la revista Nature Geoscience por científicos de la Universidad de Hawái en el Departamento de Meteorología de Manoa y el Centro Internacional de Investigación del Pacífico.
“Este patrón atmosférico tiene un pico en febrero y activa algunos impactos conocidos de El Niño, tales como las sequías en las Filipinas y en toda Micronesia y las fuertes lluvias sobre la Polinesia francesa”, explica el autor principal del trabajo, Malte Stuecker.
Cuando vientos alisios anómalos se desplazan al sur estos pueden interrumpir El Niño y generar hacia oriente ondas de aguas ecuatoriales Kelvin, que reanudan el afloramiento de agua fría en el Pacífico ecuatorial oriental.
Las ondas Kelvin se producen en la superficie que separa dos masas de agua que tienen densidad distinta.
El cambio de viento es parte de un patrón atmosférico más grande e inusual que viene con eventos causados por El Niño, en el que un sistema de alta presión se cierne sobre Filipinas y una mayor banda de lluvia del Pacífico Sur cambia rápidamente hacia el ecuador.
Usando modelos numéricos de la atmósfera, los científicos hallaron que el patrón inusual se origina por una interacción entre El Niño y la evolución estacional de las temperaturas en la zona cálida del Pacífico tropical occidental.
“No todo evento de El Niño es acompañado por el patrón de viento, pero cuando las condiciones llegan a cierto umbral de amplitud en el año, todo se concreta”, añadió.