Por casi cinco décadas, el Ballet Nacional Folklórico Garífuna ha luchado por mantener viva la identidad y la cultura de los afrodescendientes en su nativa Honduras.
Con canciones, tambores, trajes encendidos y la cadencia propia de tierras africanas, sus bailarines colocan sobre el escenario problemáticas sociales y fragmentos de la historia de su pueblo.
Armando Crisanto, fundador y director ejecutivo de la compañía, compartió sus impresiones sobre cultura, baile y
Fue idea de Ramiro Crawford (organizador del Festival Limón Roots)... Para montar una obra de la vida de Mandela se necesita el tiempo de una película; nosotros mostramos solo una parte de su vida y sus luchas en Sudáfrica.
Yo revisé el currículo de Mandela y, con base en eso, sacamos seis momentos importantes de su vida para contar.
Cuando era niño, el rechazo de convertirse en líder de su propia tribu, como su papá; cuando se hace abogado; cuando estaba en la prisión y lo sacan.
“Hago la conexión de la prisión a la Presidencia, porque en 27 años, en mi concepto, Mandela no estuvo preso. En un nivel físico sí, pero, en un plano espiritual, Mandela nunca estuvo en la cárcel”.
Ese montaje va a ser parte de la presentación del Ballet Nacional Garífuna. Iniciamos en África; de por sí los garífunas venimos de ahí y, en algún momento, llegamos a América.
El ballet garífuna es una cultura de cimarrona. El espectáculo tiene recursos culturales de África y de Centroamérica. Se habla sobre qué es la vida, qué es el amor, sobre la agricultura, la guerra, la amistad... La cultura folclórica habla de eso: de la vida, de la gente...
Es bien importante. Su servidor fue el primero que lanzó el grito en la escena de Honduras, orgulloso de su negritud. Planteé el problema del racismo en la escena.
“Siempre se están haciendo cosas nuevas por mantenernos fiel a ese objetivo y relacionarlo con otras problemáticas sociales vigentes.
“ El arte ha sido un elemento transformador en la sociedad desde la revolución en Francia, pues uno puede sacarle la madre al presidente con un movimiento en el escenario o se lo dice con una canción...”.
No, ya somos visibles. Ya se conoce en ese campo más el mundo garífuna. La cuestión de las artes es algo que se ve.
“Claro, es una gran lucha, porque el poder económico y político todavía no se ha dado tanto como la cultura y eso es algo que va paralelo. Yo siempre he dicho en Honduras que el arte es bien importante para la crítica”.
No, ni aquí ni en ninguna parte, porque ha habido una actitud de racismo. La Constitución de Costa Rica por mucho tiempo no permitía que la gente negra llegara a la capital. Ha sido una lucha que se ha ido abriendo paso poco a poco. Estamos luchando porque los negros seamos parte del mundo político y que no nos vean por la piel, sino por las ideas que tenemos dentro.