Consumir mucha fruta, pescado, pollo, frijoles, salsa de tomate, ensaladas y vino, así como un poco de alimentos horneados y pasteles puede ayudar a reducir problemas cardíacos, en particular ataques en ancianos con alto riesgo de padecerlos.
Así lo revela una investigación realizada en España en la que participaron 7.500 personas, a ellas se les dio seguimiento durante cinco años.
Quienes tenían una dieta mediterránea con bastante aceite de oliva o frutos secos vieron reducido un 30% el riesgo de problemas cardiovasculares en comparación con quienes recibieron la indicación de seguir una alimentación baja en grasas.
Este tipo de alimentos son considerados desde hace mucho tiempo saludables para el corazón.
A cada persona se le asignó una dieta por bastante tiempo y se le dio un seguimiento cuidadoso. Los doctores incluso hicieron pruebas de laboratorio para verificar que las personas sometidas a la dieta mediterránea habían aumentado el consumo de aceite de oliva o frutas secas como se les había recomendado.
Como primera medida para prevenir los problemas cardiacos, “creemos que una dieta es mejor que un medicamento” porque tiene menos efectos colaterales, si no es que ninguno, manifestó Ramón Estruch del Hospital Clinic en Barcelona, “la dieta funciona”, agregó.
Por su parte, Silvia Mora, nutricionista del Hospital Max Peralta de Cartago, coincidió con los resultados de la investigación, sin embargo explicó que la dieta de los ticos se basa más que todo en carnes rojas.
“Los ticos cambiamos el pescado y el omega 3 por el huevo y las carnes rojas. Creo que es más un asunto de carácter económico”, comentó la nutricionista.
Según Mora, los accidentes cardiovasculares ocupan los primeros lugares en las causa de muerte de los costarricenses.
Más detalles . Las personas que participaron en el estudio no recibieron menús rígidos ni objetivos de calorías porque el propósito no era que perdieran peso. Por esta razón quizá fue fácil para estas personas seguir la dieta y sólo casi 7% de ellas la abandonaron en menos de dos años. Hubo el doble deserciones en el grupo al que se le pidió comer menos grasa que en los que tuvieron la dieta mediterránea.
El tipo de aceite utilizado pudo haber importado; usaron sólo aceite de oliva extravirgen que está mínimamente procesado y está más enriquecido que el común o el aceite de olivo ligero, en químicos y nutrientes que estudios previos han señalado como benéficos.
En el estudio participaron personas de 55 a 80 años y poco más de la mitad eran mujeres.
El grupo se dividió en tres: dos siguieron una dieta mediterránea complementada ya fuera con aceite de oliva extravirgen (cuatro cucharadas al día) o con nueces, almendras y avellanas(un puñado al día). El tercer grupo tenía que comer una dieta baja en grasas basada en pan, papas, pasta, arroz, frutas, vegetales y pescado, y con pocos alimentos horneados, nueces, aceite y carne roja.
La dieta mediterránea demostró ser mejor a pesar de que sus seguidores comían casi 200 calorías más por día que el grupo de la dieta baja en grasas. Los líderes del estudio ahora están analizando cómo cada dieta afecta para subir o bajar de peso o el índice de masa corporal.