Vienen de países distintos, pero todos coinciden en un punto: no se sabe cuándo un bailarín está listo para convertirse en coreógrafo; sin embargo, los artistas deben estar preparados para que cuando la creatividad llame a su puerta.
Así lo dijeron la maestra brasileña María Falkenbach y los mexicanos Lidya Romero y David Barrón invitados al encuentro Mudanzas, que inauguró ayer la Compañía Nacional de Danza.
“Hay que aprender a percibir los movimientos, ser un conocedor de ellos como expresión de la vida y eso no es sencillo; por eso, la única forma de saber cuando se está listo para hacer coreografías es haciéndolas”, enfatizó María Falkenbach, quien también es dramaturga en su país.
Eso sí, Falkenbach enfatizó que las obras deben presentarse ante el público, “sino el proceso no ha terminado”.
Una posición similar expresó David Barrón, maestro de la licenciatura de danza contemporánea de la Universidad Veracruzana.
“Nadie te dice ‘ya eres coreógrafo’; personas que hacen una obra y ya se creen coreógrafos y otras que han hecho muchas obras y el público no lo considera así. Creo que es cosa de hacer y si se tiene la inquietud, hay que hacerlo; finalmente, la práctica, el estudio y las mismas dificultades a la hora de hacer obra, te llevan a investigar más, a estudiar más; la cosa es que se tenga necesidad de hablar a través del movimiento”, agregó.
Cita destacada. Lidya Romero, directora de la Academia de la Danza Mexicana, destacó la importancia de este encuentro de artistas de la danza.
“Cada vez más, me convenzo de que la reflexión es fundamental. El quehacer del bailarín implica una gran inteligencia y el movimiento de las ideas genera más ideas”, aseguró la artista.
Sobre el mensaje que les quieren dejar a los bailarines costarricenses, estos maestros aseguraron que su interés es que este viaje sirva para profundizar en el tema de la creación coreográfica.
“La coreografía existe por sí sola: si uno observa el caminar de los transeúntes, el trabajo de los constructores y hasta las hormigas, en toda actividad existen patrones de movimiento, repeticiones y, en todos, se toma en cuenta el espacio, el tiempo y el cuerpo; entonces, nos damos cuenta de que vale la pena posar la mirada en estos factores para el desarrollo de nuestro trabajo”, aseguró Romero.