Responde al nombre de Ángela Posada, pero pudiera volver a ver si alguien le llama tía Abigaíl.
Es inevitable no hacer la asociación entre la escritora y el personaje principal de la serie de libros para niños
En esta serie, la tía Abigaíl y sus sobrinos viven diversidad de aventuras mientras aprenden sobre ballenas, dinosaurios, el Polo Sur, genética y el espacio.
Precisamente, estos libros son el insumo que utilizan los pedagogos de la Fundación Omar Dengo (FOD) para su proyecto
Es un proyecto que se nos ocurrió a mi amigo Mauricio Quintero y a mí. Me dijo que yo tenía un montón de cosas que contarle a la gente y me las estaba guardando. Fue él quien me motivó a escribir una serie de libros para niños y me contactó con la editorial.
”Los editores de Planeta se entusiasmaron, porque no existía algo parecido. Lo que hacemos es contar la ciencia como una gran aventura que, si bien hay técnicas de narración, la historia se basa en ciencia real y no es fantasía”.
Lo mágico de la serie es justamente que todo está basado en mis propios artículos. Tengo ya casi 30 años haciendo reportajes de ciencia, exploración y medioambiente.
”Han sido trabajos maravillosos, porque me han dado acceso a cosas impresionantes. De golpe, he estado en sitios como el fondo del mar o en la cima de un volcán estudiando sus emisiones. He estado en el Polo Sur y en los desiertos de África mirando leones, incluso en NASA y con sus naves espaciales.
”Gracias a esto, he podido ver, a través de los ojos de los científicos, cómo se hace y vive la ciencia. Me he dado cuenta de que es una cosa interdisciplinaria, es internacional y no tiene edades.
”Es lindo poder ver a gente real, con emociones, sus intenciones por hacer ciencia y los obstáculos que se les presentan. Eso uno no lo ve en un artículo científico o cuando se mira un documental”.
Hubo un momento muy significativo que fue haberme posado en el fondo del mar en un sumergible de investigaciones que es una esfera de acrílico; fue como estar metida en una gota de agua.
”Duramos bajando como dos horas y media en Bahamas. Fue significativo porque esta esfera se posó en el barro fino del suelo y las hélices del sumergible, al igual que si nos hubiéramos posado sobre Marte, empezaron a levantar este fango, que terminó rodeándonos temporalmente.
”En ese momento, el piloto me dijo: ‘Bienvenida al fondo del mar. Más personas han caminado sobre la Luna que las personas que se han posado en el lecho marino’.
”Apagamos las luces y, en silencio, quedamos sumergidos en esta negrura total. De repente, empecé a ver estos destellos verdes, como puntitos que chocaban contra la esfera. Eran animales que nadie había visto antes y nada, fue un momento muy especial”.
Se trata de que, con esta colección, los lectores grandes y jóvenes se contagien aunque sea un poquitito de esa pasión por aprender.
”Pienso que el conocimiento es la llave de muchas cosas que forman parte de nuestro bienestar en la Tierra y más allá.
”También es la simple delicia de dejarse contagiar por algo que te gusta y gritarlo al mundo. Es decir, me como un chocolate y quiero decirle al del lado cuánto me gusta. Es lo mismo cuando le cuento a alguien que fui al fondo del mar o que alguien me cuente algo diferente”.
Sí, total. También tengo a todos los sobrinos, aunque ya han crecido mucho.