La bandera nicaragüense colocada por miembros del Ejército en isla Calero no estaba ayer en el momento en que el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, sobrevolaba la zona fronteriza que motiva el conflicto diplomático entre Costa Rica y Nicaragua desde hace tres semanas.
Los pasajeros del helicóptero matrícula TI BBU tampoco lograron observar a miembros del Ejército Nacional, como sí hicieron autoridades ticas en un recorrido aéreo el lunes de la semana pasada.
Sí estaba en pie, sin embargo, el campamento que, supuestamente, utilizan los soldados para ocupar un área cercana a los dos kilómetros cuadrados en isla Calero, un territorio que mide 151 kilómetros cuadrados y que los nicaragüenses reclaman como propio bajo el nombre de Harbour Head.
El cartógrafo Leonardo Salazar, del Instituto Geográfico Nacional (IGN), acompañó en el sobrevuelo a Insulza y al embajador costarricense ante la OEA, Enrique Castillo.
Él dijo que observaron el panorama durante casi media hora y no determinaron la presencia de soldados. Sí vieron, estacionada en la margen izquierda del río San Juan, la draga financiada por Venezuela con la cual Nicaragua encargó al exguerrillero Edén Pastora la limpieza de una parte del cauce.
Los sedimentos recogidos por esa draga fueron lanzados a territorio costarricense, según el reclamo hecho por la Cancillería tica.
Las autoridades costarricenses también han denunciado la deforestación de una amplia zona, con la aparente intención de facilitar el desvío del río San Juan en la parte final de su ruta hacia el Caribe.
Insulza declinó referirse a lo observado durante el sobrevuelo y solo resaltó la abundante riqueza natural. Él hizo un sobrevuelo similar el sábado, pero en compañía de autoridades nicaragüenses.