Años y noches

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Un día de 1814, Marcel Proust ordenó tapiar de corcho las paredes y el techo de su casa, poner vidrios triples en las ventanas y cerrar todas las cortinas para instalarse en el dormitorio: ese día nació un libro excepcional, escrito cuando los demás duermen, 8 largos años destinados a las 3.000 páginas de “A la búsqueda del tiempo perdido”, una obra clave contemporánea.








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