Trabajar al lado de las reclusas de El Buen Pastor cambió la vida y la forma de ver el arte de las coreógrafas Ofir León y Valentina Marenco.
Las artistas, que desde hace dos años dan talleres y desarrollan el montaje de la obra Un día menos, junto a 11 mujeres del centro penal, conquistarán el martes un peldaño más en su intento por mejorar la vida de esa población, al presentar la obra en el Teatro Nacional.
Para ellas, esta meta no solo es el fruto de jornadas de extenso trabajo, sino reflejo de la necesidad que existe en los centros penales por la actividad artística.
Sobre este proyecto, sus vivencias y la respuesta de las nuevas artistas de El Buen Pastor, Viva conversó con las creadoras.
Llevan dos años trabajando en El Buen Pastor, ¿cuál sería el principal aporte que le ha dado las artes escénicas a esta población?
León: Este trabajo lo que ha proporcionado es un espacio de empoderamiento a estas mujeres. A través de él, confirmamos que las artes escénicas les permiten a las personas de estos lugares reinsertarse a la sociedad y sentirse diferentes.
Marenco: Este es un espacio lúdico que va más allá. A través de esta obra, estas mujeres han logrado expresar lo que sienten y narrar todo su proceso en la cárcel.
¿Cómo ha sido la evolución de estas mujeres en este tiempo?
León: Estamos logrando respuestas positivas. A partir de nuestro equipo técnico, conformado por psicólogas, hemos comprobado que las chicas que han formado parte del grupo y han conseguido su libertad, quieren seguir trabajando en la danza y se están acercando a nosotros para hacerlo.
Marenco: El proceso les ayuda a ellas a fortalecerse, a reflexionar, a verse a ellas mismas de manera diferente a lo que siempre han percibido. Ahora se ven en capacidad de ser propositivas, creativas y eso les ayuda a fortalecerse como personas; son menos violentas y mejoran su capacidad de relacionarse.
¿Qué fue lo más difícil al comenzar el trabajo con ellas?
León: Hay muchos retos: desde las relaciones con la parte administrativa, el ser aceptadas entre las chicas y que ellas crean que este proyecto es importante. Ha sido todo un proceso de generar lazos.
¿Y la mayor satisfacción?
León: A mí me ha significado un enriquecimiento, un empoderamiento y reconocer que, si cometo un delito, puedo estar en la misma situación. A través de este trabajo, me he demostrado que el arte es una herramienta con la que puedo ayudar a otros a salir adelante.
Marenco: El proyecto me ha transformado profundamente. Yo, en un comienzo, tenía noción de lo que podía hacer el arte en ciertos grupos sociales; sin embargo, en el campo me doy cuenta que el arte es una herramienta poderosa que genera grandes cambios de los que no estoy exenta. Después del proyecto, mi visión del arte no es la misma.
¿Qué tan necesaria es la inclusión del arte en la vida de poblaciones como estas?
León: Si las cárceles fueran casas de arte, la vida y los seres humanos serían otra cosa. Puede que esto sea una falacia, pero creo que si el 50% del espacio en las cárceles fueran mesas para pintar, o espacios para bailar y no celdas, estos serían sitios de transformación. Los seres humanos cuando cometemos un error tenemos derecho a enmendarlos y el arte puede ayudar a eso.
Marenco: A mí me parece supernecesario. Ojalá el Gobierno pudiera ejecutar una política clara en cuanto a una visión de educación más global, no solo pensando en privados de libertad, sino como herramienta preventiva en general.
Creen que además de su iniciativa, existe el interés de parte del sector artístico y gubernamental en apoyar estas iniciativas
León: Nosotros estamos ahí porque hemos tenido un apoyo de fondos como Proartes y el apoyo de la Dirección General de Cultura.
Marenco: Claro que sí hay gente que está interesada, nosotros no somos las primeras, pero hace falta un poco más de concientización, porque si bien hay gente que quiere, podría ser una prioridad más importante para los artistas del país.
Este martes se presentarán en el Teatro Nacional, ¿qué significa para ustedes llegar a este punto?
Marenco: Es una culminación. Llegar al Teatro Nacional es sinónimo de todo el trabajo que hemos tenido de por medio (...). Pienso que es importante que la gente vaya abierta a ver un grupo de mujeres que han trabajado mucho y que quieren compartir sus puntos de vista casi como a nivel profesional.
¿Qué sigue luego de este trabajo en El Buen Pastor?
León: Vamos a seguir trabajando con ellas. Hay muchas chicas que quieren formar parte del grupo, pero aún dependemos conciliar los espacios y el dinero para hacerlo.