La presidenta Laura Chinchilla reconoce que vive momentos de frustración por el avance del crimen organizado en Centroamérica y porque, en su criterio, la comunidad internacional “todavía no ha logrado entender las dimensiones de este problema”.
“Son muchas las muertes, son muchos los crímenes, es mucha la violencia que crece y son muchos los recursos que se movilizan frente a bandas que parecieran no tener absolutamente ningún límite, de manera que sí hay momentos de frustración”, explicó Chinchilla.
Así lo dijo la noche del jueves en la parte baja del auditorio de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, después de pronunciar su discurso ante la sexagésima sexta Asamblea General del máximo foro mundial.
En ese mensaje, Chinchilla dijo que Centroamérica sufre por estar entre los grandes productores de droga y el mayor consumidor de estupefacientes, Estados Unidos. “Nos hemos convertido en blanco de la dinámica de muerte que ambos generan, y debemos asumir exponenciales costos.
”De aquí nuestra gran frustración. De aquí nuestra exigencia a la comunidad internacional, en particular a los grandes consumidores de drogas y productores de armas que materializan la violencia, para que asuman plenamente, y sin más retraso, las responsabilidades que les corresponden”.
Consultada después del discurso, la presidenta sostuvo que la sensación de frustración la comparten todos los mandatarios de Centroamérica, pues los esfuerzos parecieran ser insuficientes.
“La sensación que tenemos es que todavía la comunidad internacional no logra tener clara la dimensión, digamos, de la gravedad de este problema para Centroamérica”, comentó.
El propio Gobierno estadounidense afirmó este año que el “Triángulo Norte de Centroamérica”, constituido por Guatemala, El Salvador y Honduras, se convirtió en una de las regiones más violentas del mundo, debido al crimen organizado y el narcotráfico.
Costa Rica sufre las ramificaciones de los carteles, aunque todavía está lejos de las tasas de violencia de los países vecinos. En el 2010 hubo 71 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en El Salvador y 11 en territorio nacional.
Todavía el viernes, en Nueva York, Chinchilla no desaprovechó la oportunidad de plantearle ese tema a la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, en una reunión bilateral. A ella le pidió un mayor compromiso financiero. Entre el 60% y el 65% de la cocaína que entra en Estados Unidos se trafica a través del Istmo.
Si bien Chinchilla admitió que ese fue un paso “esperanzador”, advirtió que quedan muchos puntos pendientes para justificar la solicitud de más recursos a otros países.
Todavía no se ha definido cuánto costará el proyecto, en qué consistirá y cuánto tiempo durará.
Chinchilla también sostuvo: “Los organismos (cooperantes) no se hablan entre ellos; hay esfuerzos que quizá se duplican”. Además, aún se discute si el proyecto será encargado a una unidad ejecutora.
La mandataria agregó que los países del Istmo también deben tener autoridad moral para pedir recursos externos, mediante sus propias contribuciones.