La discusión del 2009 sobre la eliminación de catolicismo como religión oficial del Estado en Costa Rica volvió a la palestra.
El papa Benedicto XVI esclareció ayer en su discurso su apoyo a un tratado bilateral (Vaticano-Costa Rica) que defina los espacios de cada Estado y defina a Costa Rica como un país sin religión oficial.
Ese sería uno de los componentes del convenio entre Estados que permitiría “plasmar en un nuevo y solemne acuerdo jurídico la larga trayectoria de mutua colaboración, sana independencia y respeto recíproco entre la Santa Sede y Costa Rica”.
Autoridades eclesiásticas mencionaron en marzo la existencia de ideas dirigidas a ese acuerdo diplomático, que garantizaría los espacios de la Iglesia en algunas tareas públicas como exenciones, educación, administración de bienes y asistencia social.
El eventual acuerdo incluiría también novedades como la posibilidad de recibir parte del dinero que los contribuyentes pagan por impuestos al Gobierno, tal como ocurre entre la Santa Sede y otros países de América Latina.
La mención del Papa ayer reactiva el tema y abre el camino para que se elimine la confesionalidad del Estado establecida en el artículo 75 de la Constitución Política.
“El Santo Padre siempre ha estado a favor de un Estado laico, siempre que se respete la libertad de culto y se reconozcan los derechos y deberes de la Iglesia como actor social”, recordó ayer el presbítero Glen Gómez, director del Instituto de Pastoral Sociopolítica, una dependencia del Arzobispado de San José.
Gómez agregó que “por algo” el Papa decidió hacer la mención en su discurso, por lo cual se esperaría que en los próximos meses se note el avance en este tema.