Corales y esponjas marinas son parte de los animales invertebrados que están muriendo en grandes cantidades en un sector de Bocas del Toro, en el Caribe panameño, advirtió el Instituto Smithsoniano en un informe que fue divulgado recientemente .
Un grupo de científicos y operadores de buceo locales constataron la alta mortandad de estas especies en las aguas alrededor de la zona conocida como “Istmito”, en isla Colón. La causa de la muerte de estos invertebrados marinos es el blanqueamiento que han sufrido los arrecifes de coral en las últimas semanas.
El coral es una colonia de miles de pequeñísimos animales llamados pólipos, los cuales, utilizando el calcio del agua marina, producen en torno a ellos esqueletos de piedra caliza.
Conforme pasan las generaciones de pólipos, el coral se hace más grande y se transforma en un hábitat tanto para los pólipos como para otros cientos de especies marinas de flora y fauna.
Entre las especies que viven en el coral se encuentran las algas
La relación entre algas y corales se puede romper por distintas razones: por ejemplo, por el aumento en las temperatura de las aguas.
Normalmente, las aguas de este sector del Caribe rondan los 28 °Celsius. Entre setiembre y octubre se registran las temperaturas más altas y en las últimas diez semanas se han mantenido en una media de 30 ° Celsius. No obstante, las aguas en el sector de Istmito muestran “un calentamiento anormal de hasta 32 ° Celsius”, informó e l Instituto Smithsoniano, ente estadounidense que posee una sede de investigación en Panamá.
Según el organismo, esta área es muy vulnerable debido a que la circulación del agua es lenta y las temperaturas tienden a subir fácilmente, manteniéndose así por días o hasta semanas.
Al morir las algas, los corales pierden sus colores; de ahí el nombre de “blanqueamiento” con el cual se describe el fenómeno.
El problema se presenta cuando el blanqueamiento se extiende por más de un mes, pues los pólipos empiezan a tener problemas por falta de nutrientes, se exponen a más enfermedades y pueden morir.
Al morir, los corales liberan una especie de mucosidades que enturbian el agua, facilitan la proliferación de bacterias y hongos, y bajan los niveles de oxígeno, lo cual termina afectando todo el hábitat marino y puede también matar a los peces, algo que aún no se reporta en Panamá.