Skater, revista Proa, parque de Guadalupe, martes 18 de enero del 2011. Fotografas : Jose Daz/La Nacin (Jose Daz)
Rodolfo Camacho tiene 22 patinetas rotas en su cuarto. Son parte de las más de 30 que ha usado en los últimos seis años, el tiempo que lleva practicando ese deporte callejero.
Además de coleccionar patinetas partidas, el joven estudiante de secundaria, de 20 años de edad, colecciona también fracturas: se quebró uno de sus codos, se reventó los tendones del tobillo derecho y se quebró el tobillo izquierdo. Además, se fracturó un dedo del pie y dos de la mano. “¡Pero estos ni cuentan porque uno se los monta y sigue!”, comentó.
La adrenalina le llega al tope cuando toma su patineta, “rema” con ella sobre el suelo con su pie libre para tomar impulso y elevarse, después, en el aire. Luego, se deja caer sobre el asfalto en un movimiento rápido y sonoro que lo obliga a encoger su cuerpo como un resorte.
Así es como ha ido armando su colección de patinetas rotas, muchas menos que los golpazos que se ha dado o que las piruetas que hace sobre el asfalto. Sus huesos rotos y vueltos a soldar también le deben sus lesiones a estos trucos.
Pero eso, lejos de dolerle o quitarle impulso, le inyecta gasolina al motor de energía que lleva por dentro. Junto a otros
Invierte una tarde completa perfeccionando o probando trucos nuevos cuando no tiene que ir al
El reto es con él mismo. Solo con él, asegura. Sin embargo, los “¡ohhhh!” que provocan sus saltos entre los espectadores ocasionales lo llenan de una discreta satisfacción.
Este vecino de Guadalupe es un
A Rodolfo le pasó en una fiesta de un primo. Vio la tabla mal puesta, la tomó para probar qué se sentía y ya son seis los años que lleva sin bajarse de ella. Fue, sencillamente, un fulminante amor a primera vista.
“Sí, quizá se ha hecho una moda andar con la patineta en la mano”, comenta para agregar después que solo los verdaderos
Jorge
Su historia se parece a la de Rodolfo. En el caso de
No se sabe a ciencia cierta cuántos
De fecha reciente es la formación de tres grupos de aprendices y un grupo profesional para competencias dentro y fuera del país.
“Creo que este es el mejor momento del
El
El parque de Guadalupe es solo uno de los lugares frecuentados por los
Miguel Castro, otro
El truco básico se llama
Todos son términos del inglés estadounidense porque fue ahí donde, hace más de 60 años, nació este deporte. Sucedió cuando los
Rodolfo no lleva la cuenta de cuántos movimientos domina: “No sabría decirle. ¡Existen tantas
Ya lo que viene después consiste en combinar, una y otra vez, las diferentes piruetas en las cuales se prueba la pericia del
“Es un deporte de precisión que mezcla pies, manos, cadera, mente”, agrega
Pero chiquillos como Joel Camargo Vega, de 11 años –quien orgullosamente se identifica como un
No le gusta ser
En la escuela Pilar Jiménez –donde este año cursará el sexto grado– Joel se ha dedicado a vender “tortillitas de maíz con sal y aceite vegetal para ayudarme con los gastos de la patineta”.
La última de cinco que ha tenido desde que se enfiebró con el
Eso es lo que cuesta, en promedio, una patineta. También las hay de ¢100.000 y más. Ni Joel ni Rodolfo se fijan mucho en los diseños a la hora de buscar la suya. Su vista se dirige a la calidad de la madera, a comprobar que tenga las siete capas necesarias para garantizar su resistencia y durabilidad; a verificar que la tabla tenga la curvatura ideal, y a los
Mucha de esta información los
Una gran proporción de quienes practican el
Hace una semana, Joshua Umaña, de 2 años, y Jair Vásquez, de 5, practicaban sus primeras piruetas en unas patinetas tan pequeñas que parecían de juguete.
Estos
La indumentaria es más por comodidad y los secretos se transmiten entre unos y otros, como el del hilo en lugar de la faja para prevenir más lesiones.
Para reducir el enorme gasto en tenis, algunos chiquillos le ponen cinta adhesiva negra a las puntas para así tapar los huecos que se hacen, o hasta silicona y neumáticos viejos, para alargarles un poquito más la vida. Por supuesto, no faltan quienes busquen marcas específicas por su supuesta durabilidad.
Adrenalina es la palabra clave tratándose de ‘patinetos’. No hay otra que logre describir mejor por qué estos chicos se levantan del suelo tras cada golpe, concentrados en sus trucos, para volar de nuevo por los aires y probar sus dotes de equilibristas. ¡Ah! Hay otra palabra: libertad. Una enorme sensación de libertad.
“Este es un deporte que obliga a la persona a ser disciplinada, a estar en forma. Por eso, aquí no hay espacio para andar en drogas o en malos pasos. Es una de las cosas de las cuales los papás se están convenciendo”, comentó Miguel Castro.
“¡Eso es cierto!”, comentó Malena Vega, la mamá de Joel. “Yo fui
“Tenía nueve años cuando comencé a ‘remar’ y puedo dar fe de que, entonces como ahora, muchos de los que se dedican a esto son chiquillos buenos. Yo prefiero que mi hijo esté encima de la patineta que en una esquina, con malas influencias”, dijo Malena, mientras vigilaba a Joel haciendo piruetas en el parque.