Pese a la violencia, la capital colombiana reúne todos los años a poetas hispanos. Osvaldo Sauma y Luis Chaves estuvieron ahí. Pese a la violencia, la capital colombiana reúne todos los años a poetas hispanos. Osvaldo Sauma y Luis Chaves estuvieron ahí.
Nicolae les pregunta: “¿Son ustedes hermanos?”. Luis Chaves y Gustavo Adolfo Chaves aclaran que no: que el azar no les alcanzó ni para ser primos. Sin embargo, pese a los centímetros de estatura que los separan, ambos se asemejan: usan lentes, son escritores respetados y sufren igualmente por su condición heroica de
El martes 17, Luis Chaves y Gustavo Adolfo Chaves se presentaron en un
Asimismo, ambos dialogaron sobre qué es el oficio de escribir, cómo pueden orientarse los jóvenes que tienen vocación literaria, cuáles libros recomiendan ambos a los amantes de las letras, y muchos temas más.
Con el libro
A su vez, Gustavo Adolfo tiene una maestría en literatura hispanoamericana en la Universidad de Massachussets-Amherst. Ha publicado los libros
La tarde de sol insolente queda fuera, y el cerrado estudio de cortinas negras de
Gustavo Adolfo toma la palabra: “También con la Editorial Germinal acabo de publicar una traducción al español de poemas del californiano Robinson Jeffers, quien murió hace cincuenta años. En septiembre, en Sevilla, la Editorial Libros del Aire publicará mi traducción de
Alfredo pregunta: “¿Creen que existen tendencias en la literatura costarricense actual?”. Gustavo Adolfo opina:
–Igual que en todas partes, hay tendencias fuertes, como la del coloquialismo, sobre todo entre los más jóvenes. A la par existen individualidades, líneas de resistencia importantes. Luis Chaves es una de las voces más definidas de la corriente coloquial. Yo mencionaría también la “poesía impersonal”, como las de Silvia Piranesi y Klaus Steinmetz.
¿Qué es la “poesía impersonal”? Gustavo Adolfo prosigue: “La personal se centra en la cotidianidad del autor; en cambio, la poesía impersonal trata de experiencias de otros y de otros lugares”.
Luis Chaves pregunta: “¿Qué es más deseable: hablar desde un yo para hablar de todos, o pretender hablar de todos para hablar de mí? No hay garantía en ningún caso. Lo que más me interesa es que algo me guste, que esté bien escrito”.
Carlos inquiere: “¿Cuáles son los libros nacionales de literatura que se han vendido más últimamente?”. Gustavo Adolfo Chaves dirige la Librería Duluoz (tel. 2221-2425) y se anima a responder:
Otro Luis pregunta cómo puede hacer un escritor para publicar un libro. Los poetas aquí presentes explican las formas de lograrlo: una, con editoras del Estado y de universidades; otra, con editoriales independientes, que ofrecen lapsos menores de impresión; una más: si la obra gana un premio, la editan los organizadores del concurso.
Entre las editoriales independientes, los invitados citan a Germinal, Lanzallamas, Perro Azul, Uruk, Arboleda, Espiral, Andrómeda y Ambigú (de libros-objeto).
“Quiero ser poeta: ¿cómo hago?”, pregunta un lector. Si uno quiere aprender a escribir, debe leer: en esto coinciden los señores Chaves. Luis considera que “nadie enseña a escribir; a escribir se aprende leyendo”.
Igualmente, los miembros del grupo llevan escritos ajenos para leerlos a los demás. De todos estos dimes y diretes se extraen conclusiones más o menos compartidas.
Gustavo Adolfo confiesa no haber frecuentado mucho talleres, pero indica que en ellos se aprende a leer, e incluso a releer lo que uno mismo ha escrito, mas con nuevos criterios. En los talleres también es posible conocer técnicas, aunque tampoco garantizan nada porque el autor –con sus aficiones y lecturas– sigue siendo lo esencial.
Mayron desea saber cuál tipo de poesía busca la gente. “Poca gente busca poesía”, se hacen coro los invitados. Luis Chaves cree: “Cuando uno escribe, la preocupación no debe ser qué le interesa leer a la gente; además, ¿qué es ‘la gente’? Uno escribe para uno mismo y para personas cercanas. No puedo imaginarme ‘un público’”. Gustavo Adolfo Chaves recuerda que, en el 2000, en el libro
Los géneros literarios son como “el Higuerón”, que ya no existe, pero que sigue funcionando. “Son ideas que sirven para guiar, pero, en definitiva, los géneros se cruzan”, piensa Luis, cuyo libro
Demandados a mencionar algún libro favorito, Luis cita
Luis sugiere una forma de acercar a los colegiales a la literatura: hacer que comiencen leyendo autores más próximos a su vida, y luego invitarlos a ir hacia el pasado.
“¿Cómo vencer la página en blanco?”, les inquiere una lectora. Gustavo Adolfo detalla que él ya no se preocupa por eso, sino que se pone a trabajar. “Uno se va soltando luego”, precisa. Luis coincide: “No hay que preocuparse por escribir una obra maestra porque uno termina aplastado por la angustia de hacer una genialidad”.
“¿Para qué sirve la literatura en un país en el que nadie lee”, pregunta un o una pesimista. “Le sirve primero a quien la hace, y luego a quien la disfruta si se sintoniza con ella”, responde Gustavo Adolfo.
“¿Deberían los poetas malos dejar de escribir?”, pregunta, sugiere o exige un lector. Gustavo Adolfo replica: “¿Qué es un ‘poeta malo’? La historia está llena de injusticias: de autores que son descubiertos siglos después”.
A la hora, el